{5} POR UNA PREGUNTA

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—¿Se puede saber cómo has acabado montando un karaoke encima de la camioneta de las animadoras del instituto del pueblo?

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—¿Se puede saber cómo has acabado montando un karaoke encima de la camioneta de las animadoras del instituto del pueblo?

—¿Con mucha suerte?—contestó Carlos sin casi poder tenerse en pie de lo mucho que había bebido.

Gina le sujetó desde un lado mientras Pedro le sujetaba por el otro.

—Eres mi ídolo, Carlitos—le alentaba Pedro entre risas.

Victoria y Rebeca estaban detrás de ellos. Beca se apoyaba en su amiga para poder tenerse en pie con los zapatos infernales que había elegido.

—¿De que iba eso de antes?—quiso saber la chica.

Victoria la miró esperando a que fuera más específica.

—El chico del bar Ángelo, parecías conocerle.

—Le he visto un par de veces y recordad que me vendó la mano el otro día.

—No le quitabas los ojos de encima, ¿puedes ser más obvia?—la molestó Beca.

—¿Qué? Yo no...

—Sí, tú sí—habló Gina, que estaba de espaldas frente a ellas.

Carlos estaba muy borracho y no parecía ser consciente ni de dónde estaban. Cuando por fin llegaron a la camioneta, no había ni rastro de Tristán.

Todos se extrañaron, porque el chico dijo que les esperaría allí con la camioneta en marcha para poder llevar a los chicos a casa.

Óscar, Toni, Tamara y Kade seguían hablando animadamente a pocos metros de la camioneta, pero al verles llegar, se acercaron para ver qué sucedía.

—¿Dónde se ha metido?—gruñó Beca marcando su número.

De repente, escucharon la música del teléfono de Tristán en el interior de la camioneta. Pero estaba cerrada por fuera, así que debió pasar algo para que se largara rápido y olvidara allí el móvil.

—Si buscáis a Tris, no esperéis que vuelva pronto. Ha aparecido Cristina, así que estará ocupado un buen rato, no sé si me entienden, señoritas—les informó Óscar haciendo un gesto obsceno con las manos.

—Tú siempre tan caballeroso—ironizó Victoria.

Óscar fingió una reverencia después de la cual, tomó un trago largo de su bebida.

Estoy un poco mareado...—balbuceó Carlos unos segundos antes de doblarse sobre su estómago y empezar a vomitar.

Al ver esto, Pedro se apartó instintivamente pero los zapatos de Gina no tuvieron tanta suerte y quedaron manchados.

—¡Joder! Esto es peor que la peli de la niña del exorcista—comentó Rebeca aferrándose a Victoria completamente horrorizada.

Su amiga puso los ojos en blanco y caminó hacia el chico para intentar sentarle en los troncos en los que habían estado antes.

Dulce Mentira (+18) [Borrador] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora