Kade: La noche de la gala.
Llevo dos horas sentado en esta maldita furgoneta. Pensé que aparcando en la parte trasera de la casa, podría ver cuándo terminaba esta ridícula gala para poder recuperar mi billetera.
Los miro a todos, bailando y riendo. Usando ropas ridículas y creyéndose las mejores personas de este mundo por donar para una buena causa, menos cantidad de dinero de la que gastan en unos zapatos de marca.
Ruedo los ojos por décima vez. Con las manos apoyadas en el volante, sigo contemplándoles. Empiezo a desesperarme.
Estoy perdiendo mucho tiempo. Tiempo que podría estar aprovechando en ayudar a mi padre en el bar, lo estoy pasando aquí sentado, esperando a que termine esta ridiculez de fiesta.
Mis ojos, inevitablemente, se desvían hacia Victoria Medina. Ella no baila. No sonríe. Ni tampoco habla. Está en su propio mundo.
Una parte de mí, quiere disculparse por haber sido duro con ella, hace unas horas. Solo trató de ser amable y pagué mi enfado con ella. Como si los actos de su madre, fueran suyos también.
No fui justo.
Imagino que alguien me hiciese responsable a mí de los actos de mi hermano, y me hierve la sangre.
Sin embargo, jamás volveré a hablar con esa chica si no es para que me pida un café en el bar o alguna tontería similar, por lo que decido dejarlo estar.
Después de lo que parece una eternidad, los invitados comienzan a abandonar el patio trasero y entran en la casa. Supongo que espera que puedan salir por la puerta principal, dónde deben haber aparcado los coches.
Aprovecho el momento, para caminar en silencio hacia una puerta trasera, que cuando llegué a trabajar, me contaron que llevaba a la cocina.
Hay camareros yendo de un lado para otro, y yo me escabullo hacia el interior de la casa, llegando directamente a la cocina. Miro por todas las encimeras, pero no veo mi cartera. Finalmente, la localizo en una de las sillas de la cocina. Se me debió de caer mientras me arreglaba el traje de camarero.
-¿Qué te crees que estás haciendo aquí? Si no te marchas ahora mismo, llamaré a la policía.
La voz más irritante de este mundo, llega hasta mis oídos y me hacen dar media vuelta.
Elena Medina, la mujer racista que me ha dejado sin trabajo por simple capricho, está en la cocina, dirigiéndome una mirada acusatoria.
-No te preocupes, créeme que este es el último lugar en el que quiero estar. Solo he venido a por mi billetera-respondo, abriéndola y mostrando mi documento de identificación en ella.
Veo como duda, y a pesar de que parece que va a decir algo, yo ya me estoy dirigiendo hacia la salida de esta espantosa casa. A pesar de ser enorme y lujosa, puedo asegurar que tiene las estancias más frías en las que he estado. Es casi como si nadie viviera allí. No hay cuadros, ni flores, ni colores, ni nada que pudiera indicar que alguien utiliza esas estancias diariamente.
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Dulce Mentira (+18) [Borrador] ©
RomanceKade aparece en la vida de Victoria dispuesto a derrumbar el mundo de mentiras en el que se encuentra atrapada. Pero a su alrededor, todos ocultan algo. Secretos terribles y oscuros que protegerán a toda costa. Al caer la primera mentira, todas las...