La cocina era bastante pequeña. De espaldas a ellas, se encontraba Iván D'Ángelo terminando de preparar una bandeja de comida. Canturreaba una canción que Victoria no logró reconocer, el hombre vestía con una chaqueta deportiva básica y unos tejanos oscuros. Era un hombre delgado y alto, no corpulento como su hijo, pero sin embargo, a Victoria siempre le había resultado intimidante.
Antes solía inquietarle su presencia, porque era como si al mirarla, viera todo lo que intentaba ocultar. Como si tuviera la capacidad de ver la verdad que todos se empeñaban en ocultar.
Ahora que ya no tenía nada que fingir ni ocultar, ya no le intimidaba el señor D'Ángelo, pero tenía la sensación de que ella no le caía del todo bien.
Cuando Kade le mostraba cualquier tipo de afecto en el bar, había atrapado a Iván D'Ángelo mirando a su hijo con desaprobación. Esperaba que hubieran sido imaginaciones suyas.
—Papá—habló Julieta, provocando que el hombre se sobresaltara.
Iván se giró hacia ellas, un poco avergonzado porque hubieran presenciado su sesión de micro abierto accidentalmente.
—Oh, uhm... hola.
—Ella es Victoria—le contó su hija, sujetando a Victoria por ambos hombros.
—Lo sé—respondió Iván, limpiando sus manos en el delantal que llevaba atado al cuello y a la cintura.
—Es un placer verle, señor...
—¿Podéis llevar estas bandejas al comedor?—la interrumpió el hombre, con desgana.
Victoria se quedó con la palabra en la boca, y no pudo evitar contraer su rostro en una expresión de decepción.
—Claro—accedió dándose media vuelta, con la bandeja en la mano.
De fondo, escuchó como Julieta le reprendía por su forma de contestarle, pero decidió no prestarle atención a pesar de lo mucho que la sorprendía la actitud del señor D'Ángelo. Pensaba que al menos, sería cortés.
—¿Todo bien?—preguntó Tamara al verla llegar alterada.
—Me odia.
Sin detenerse, Victoria llegó a la mesa y dejó la comida escuchando los pasos de Tam detrás de ella.
—¿Quién?
—El señor D'Ángelo. Me odia—murmuró Victoria, mirando a la castaña.
—¡Eso no es posible! Iván es un encanto, nunca le he escuchado hablar mal de nadie. Te habrás confundido—supuso Tamara.
—Te prometo que no le caigo bien.
—¿Te lo ha dicho él?—cuestionó su amiga, tomando no de los bocadillos de la mesa y empezando a comer—. ¿Qué? Las fiestas sorpresa me dan hambre—comentó con la boca llena.
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Dulce Mentira (+18) [Borrador] ©
RomantikKade aparece en la vida de Victoria dispuesto a derrumbar el mundo de mentiras en el que se encuentra atrapada. Pero a su alrededor, todos ocultan algo. Secretos terribles y oscuros que protegerán a toda costa. Al caer la primera mentira, todas las...