{16} NO CONFÍES EN NADIE

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—¿Te gusta la pizza?—preguntó Kade mientras entraban en la cocina del bar

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—¿Te gusta la pizza?—preguntó Kade mientras entraban en la cocina del bar.

Nunca había estado allí pero era amplia y bonita. Las encimeras eran de un tono metálico, al igual que los electrodomésticos. Kade se puso un delantal blanco y luego se colocó detrás de ella para ponerle uno también.

Le besó la mejilla de forma distraída y abrió la nevera, dejando a Victoria sorprendida por el íntimo gesto.

—No quiero que te manches ese vestido—comentó excusándose y aclarando su garganta.

—Gracias. Y pizza está bien para mí, ¿en qué puedo ayudar?

Kade sacó los ingredientes y los dejó todos encima de la encimera bajo la atenta mirada de Victoria. Tal vez ese fuera un buen momento para decirle que jamás había cocinado ni un huevo frito, pero decidió no decir nada. ¿No podía ser tan difícil, no?

—Puedes ir rallando en queso mientras yo preparo la masa—propuso Kade abriendo la nevera.

—Claro—accedió ella.

Tomó el queso y disimulando muy bien su falta de experiencia, empezó a rallarlo en un bol.

—¿Qué tal la vuelta a casa?—preguntó entonces Kade.

—Bien. La verdad es que ahora la casa es una fortaleza. Entre la alarma, las cámaras nuevas y el personal de seguridad, me siento en una prisión federal.

El personal de seguridad estaba rodeando la casa durante el día, cuando caía la noche, activaban las alarmas de la casa (situadas en puertas y ventanas) y se fiaban de las cámaras de vigilancia con lentes especializadas en visión nocturna.

—Bueno, es normal que estén algo paranoicos. Parece que se está poniendo serio.

—Sí... es una locura. La noche que tuvimos que abandonar la casa, encontré un escrito en el espejo del baño—explicó Victoria—, decía Siento haber fallado, mi Ángel. Cuando regresé, lo habían borrado, pero había restos de carmín en el espejo. Casi pensé que me lo había imaginado y que empezaba a alucinar. Lo peor es pensar que ese sujeto seguía en casa mientras yo entré al baño.

—¿Haber fallado? ¿Cómo una misión?

—No tengo ni idea. Está claro que no era nada bueno. Llevamos una semana sin nada nuevo pero la policía no hace nada.

—Estoy seguro de que hacen lo que pueden—intentó animarla Kade—. ¿Me llamaron a mí, no? Supongo que necesitarán reunir a todos los testigos y posibles implicados. Eso siempre toma tiempo.

—Eso espero. Mi abuela ha decidido quedarse un tiempo. Está preocupada por nosotros y después del atropello de padre, quiere volver a entrar en el negocio familiar.

—¿Y tú? ¿Cómo llevas tú todo esto? Hablas de la policía, de tu padre, de tu abuela... ¿pero qué es lo que tú sientes?

—Estoy asustada. Alguien quiere hacernos daño y ni siquiera sé por qué. Yo puedo tener muchos defectos pero jamás heriría a nadie a propósito, no sé qué he hecho para que alguien nos odie tanto.

Dulce Mentira (+18) [Borrador] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora