{6} EL JUEGO NO HA HECHO MÁS QUE EMPEZAR

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Después de pasar una media hora despierta mirando al techo, decidió levantarse

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Después de pasar una media hora despierta mirando al techo, decidió levantarse. Rebeca y Gina seguían profundamente dormidas pero a Victoria le había resultado casi imposible.

Las sábanas olían a su perfume y cuando apoyó la cabeza en la almohada sintió casi como él estuviera allí. Eso la puso tan nerviosa que no paró de removerse en la cama en toda la noche.

Al menos, no había tenido muchas pesadillas. Esa noche, arropada en sus sábanas, había logrado dormir un poco.

Salió de la habitación procurando no hacer ruido para no despertarlas. Al llegar al salón, encontró a Kade de espaldas en la cocina. Olía a café y eso la hizo despertarse del todo.

—Buenos días—le saludó ella.

Kade se giró bruscamente, estaba claro que no la había oído llegar.

—Buenos días, ¿Quieres café?—le ofreció Kade con una taza en las manos— Tenemos leche, si quieres.

—Oh, no, gracias. Lo prefiero solo.

En un abrir y cerrar de ojos, le sirvió el café en la taza y la puso frente a ella en la encimera. Victoria se lo agradeció y empezó a masajearse las sienes.

—¿Te duele la cabeza?

—Me va a estallar en cualquier momento—admitió ella con timidez.

Kade se levantó sin decir nada, abrió un armario en el que tenían todas las medicinas y le acercó una pastilla para el dolor de cabeza.

—Come algo antes de tomarla.

—Gracias—murmuró en respuesta.

Victoria se giró para comprobar el estado de Carlos. Seguía dormido y roncaba levemente. Cuando se despertara, tendría una resaca espantosa, estaba segura.

—Está bien. Lleva durmiendo desde anoche—aseguró Kade.

—No sé cómo agradecerte todo lo que has hecho por mí—murmuró ella entonces—. Siempre pareces estar en el lugar y el momento adecuado. La noche de la gala, cuando me vendaste la mano en el bar y anoche. Tendrías que empezar a pensar en cobrar por ser un ángel de la guarda—se burló.

—¿Eso es lo que crees que soy?—preguntó con diversión alzando sus cejas.

—Bueno, te faltan las alas.

—Menudo fallo, justo hoy las he llevado a la lavandería. Qué vergüenza.

Victoria soltó una carcajada pero luego abrió mucho los ojos al darse cuenta de lo escandalosa que había sido habiendo gente durmiendo y cubrió su boca con ambas manos.

—No creo ni que un huracán lograra despertar a esa panda de alcohólicos, así que tranquila.

La chica tomó su taza de café y se encaminó hacia la nevera, miró las fotos que habían colgadas. Casi todas ellas eran del grupo de amigos de Kade y Toni, pero luego, hubo algo que le llamó la atención.

Dulce Mentira (+18) [Borrador] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora