{8} LA PERFECCIÓN ESTÁ SOBREVALORADA

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—Las damas primero—dijo Kade a la expectativa de que la rubia lanzara la pregunta

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—Las damas primero—dijo Kade a la expectativa de que la rubia lanzara la pregunta.

—¿Por qué te peleaste en la fiesta del Lago?

El silencio reinó entre ellos unos segundos. La diversión en los ojos de Kade se apagó y parecía debatirse entre abrirse con ella o soltar alguna estupidez que desviara la atención como solía hacer.

—Héctor salió con mi hermana menor hace unos meses. Cuando pasó frente a dónde estábamos nosotros, nos saludó. Pero justo después, hizo un gesto con su mano a su amigo, y alcancé a escuchar que hablaba de Julieta, mi hermana, y de sus... habilidades en la cama.

»Ni siquiera lo pensé. Solo actué. Sé que la violencia no soluciona las cosas que dijo, pero mentiría si digo que no me hizo sentir mejor. Y estoy seguro de que se lo pensará dos veces antes de volver a utilizar esa sucia boca para hablar de ella.

—Tenías razón. Solo juzgué sin saber.

—Igualmente golpeé a tu amigo, que no se te olvide. Por eso sí que no puedo justificarme. Solo me queda decir que la cagué y que no debí enloquecer de ese modo.

—Parecías otra persona—murmuró Victoria apartando la mirada.

—Tú también. Te pusiste en mitad de una pelea y luego empezaste a gritarme. Hay que estar muy loca para hacer eso.

—O muy borracha—bromeó.

—Todos iban borrachos y a nadie se le ocurrió hacer semejante estupidez. Además, no bebiste.

—Toni dijo que no debía meterme en tus peleas.

—Toni tiene razón. No suelo pelearme, pero cuando lo hago, lo hago para ganar.

—Tu pregunta.

—Si no vivieras en esta casa, si pudieras hacer y ser cualquier cosa, ¿Qué harías?

—Pintar.

—¿Pasarías tu vida entera pintando?

—A veces creo que pintar es lo que me hace mantenerme cuerda. Es como un ancla a la realidad, es aquello en lo que vuelco todo lo que siento y dónde nadie va a querer que haga algo que no quiero. Es dónde soy libre.

—¿Y por qué limitarte a ser libre en tus obras? ¿Por qué no serlo siempre?

—Eso ya son dos preguntas más. Demasiadas por esta noche—comentó ella dedicándole una sonrisa mientras abría la puerta del vehículo.

—Tengo muchas más que hacerte.

—Yo también, Kade. Pero supongo que será en otra ocasión—respondió Victoria saliendo de la camioneta y cerrando la puerta detrás de sí.

Caminó hacia la mansión sin mirar atrás, abrió la puerta sin hacer ruido y mandó un mensaje a su madre para avisarla de que ya había llegado y así no se preocupara.

Dulce Mentira (+18) [Borrador] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora