#006 Candy

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S A N G I  ────── mingi tiene un monstruo en su pancita.

Mingi se dejó caer sobre el sofá de su casa, arrastrando su almohada con él; su mamá le había llamado porque una de sus películas favoritas estaba en la televisión, además, ella había preparado chocolate caliente y un pastel para él

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Mingi se dejó caer sobre el sofá de su casa, arrastrando su almohada con él; su mamá le había llamado porque una de sus películas favoritas estaba en la televisión, además, ella había preparado chocolate caliente y un pastel para él. El día se prestaba para dormir, y a Mingi le encantaban esos días frescos y lluviosos.

Hacían un par de días que Mingi sufría náuseas matutinas y no había podido dormir bien, su mamá estaba preocupada de que hubiera pescado alguna peste. Su sistema inmunológico era realmente malo, pero para su suerte, todavía quedaban unos días de vacaciones.

―Cariño ―Mamá Song se sentó junto a Mingi, pasándole su biberón―. Cuidado, está algo caliente ―murmuró dejando el plato con pastel sobre la mesa ratona.

Mingi tomó su biberón por los agarres y mordió la mamila, esperando a que la leche con chocolate enfriara un poco. Sus ojitos adormilados estaban atentos a la pantalla donde se reproducía una película de princesas, y para cuando terminó, Mingi ya se había quedado dormido, aferrado a su almohada y con ligeros temblores.

La madre de Mingi observó a su hijo por un largo rato, preocupada de que este estuviera enfermo, sin embargo, los síntomas que presentaba no parecían cuadrarle del todo. Mingi tenía veinte años, pero su cabecita no se había desarrollado totalmente, no actuaba como un chico de su edad y a ella no le molestaba, amaba cada partecita de él.

Unos minutos después, pasó la mano por su cara tratando de espabilarse, con la mirada fija en su hijo. Finalmente, llena de dudas al respecto, se inclinó levemente hacia él y con sus manos temblorosas, tanteó el vientre abultado. Mingi tenía pancita, se notaba, pero ella jamás había imaginado que se tratara de eso, sólo creyó que había subido de peso, sin embargo, su vientre estaba tomando una forma redondita.

No era suave.

―Bebé ―susurró ella, aterrorizada―. Cariño, despierta...

Mingi se removió y abrió sus ojos lentamente, viendola con emoción.

―Hola, mami ―susurró estirándose.

―Corazón, te haré unas preguntas ―dijo tratando de recuperar la calma―. Dime, y por favor, no me mientas...

Mingi la observó atentamente y luego asintió varias veces con la cabeza, sentándose correctamente. Su mamá lo miraba con seriedad, pero en sus ojos se veía un brillo maternal que siempre lograba hacer sentir mejor a Mingi.

―¿Has tenido... sexo con alguien? ―dijo ella, directa, atorándose a media pregunta―. Quiero decir, ¿te desnudaste... en frente de alguien más? ¿Te tocó aquí o aquí? ―señaló la zona íntima de su hijo.

Mingi abrió los ojitos, sorprendido, para luego negar varias veces con la cabeza. Pero él no sabía mentir, no a su mamá.

―No me voy a enojar ―dijo ella, acariciando su mejilla; Mingi dejó caer su cabeza sobre la palma de su mamá.

Illusion ⸺ateez。2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora