Capítulo Treinta y nueve

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CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE| EVERYTHING

HABÍAMOS ATERRIZADO en tierras blancas y frías, fuera de proteger mi identidad había usado la bufanda y el gorro para mantenerme lo más cálida posible

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HABÍAMOS ATERRIZADO en tierras blancas y frías, fuera de proteger mi identidad había usado la bufanda y el gorro para mantenerme lo más cálida posible. Pero la verdad era que aún y con todo seguía teniendo algo de frío.

Había una camioneta negra estacionada y al parecer todos estaban al tanto de que era nuestro transporte pues caminaron hacia el con total tranquilidad y confianza. Sin muchas opciones, opte por imitar cada movimiento que hiciesen mientras trataba de mantenerme alerta.

Una vez dentro del vehículo me senté enseguida de Damián como de costumbre, ni siquiera lo planeábamos o llegábamos a un acuerdo, era por automático que debíamos estar juntos para de alguna forma mantenernos unidos como el equipo que éramos ahora.

Eloise iba de conductora con sus manos en el volante y su ojos azules postrados en el camino enfrente de ella, su mirada era neutra y su cuerpo estaba levemente relajado pero aún así alerta. De copiloto estaba Raven quien se mantenía seria como de costumbre, tenía sus brazos cruzados sobre su pecho y miraba por la ventana. Y al final estábamos Garfield, Damian y yo.

—¿A donde vamos?—pregunte en voz baja.

—Mi padre tiene una casa aquí, vamos a quedarnos ahí por unos días en lo que recabamos la información que necesito.

—Está bien.

En la camioneta habíamos pasado por varios pueblos pequeños y rústicos, ni siquiera ciudades, y aunque no podía leer lo que decían los letreros había supuesto que estábamos en alguna parte de Rusia, los climas gélidos y las letras de los letreros locales hacían que mi cabeza hicieran suposiciones.

Horas largas y paisajes repetitivos, de vez en cuando algunas conversaciones entre los chicos llenaban el silencio del automóvil, la batería de mi iPod se había agotado y por mas que había buscado nunca pude encontrar el cargador, quizá Damián lo había escondido o algo por el estilo, a lo mejor solamente se había quedado olvidado en el avión.

Había dormitado en ratos y para mi sorpresa Damián no había manejado en absoluto lo cual fue extraño, era un buen conductor y la mayoría del tiempo en que estaba metida en un automóvil el iba detrás del volante.

Miré con mis ojos cansados a través de la ventana que estaba a mi derecha, un crespón blanquecino inundó mi visión sin sorprenderme, era entretenido el hecho de que cada vez que entreabría los ojos podía apreciar un nuevo paisaje que parecía sacado de una elegante galería de arte clásico. Podía visualizarme a mi misma caminando a través de pasillos blancos mientras observaba bellas pinturas que en realidad ahora podía ver en vivo y en directo.

𝐈𝐍𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓,     damian wayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora