Capítulo Cuarenta y dos

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CAPÍTULO CUARENTA Y DOS| CAUGHT

EN LA MAÑANA HABÍA IDO POR el dichoso cargador de la mini laptop inservible y aunque Damián me había ayudado a tratar de repararla, juntos habíamos llegado a la conclusión de que la única manera de arreglarla sería cambiando algunas piezas, la bat...

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EN LA MAÑANA HABÍA IDO POR el dichoso cargador de la mini laptop inservible y aunque Damián me había ayudado a tratar de repararla, juntos habíamos llegado a la conclusión de que la única manera de arreglarla sería cambiando algunas piezas, la batería como parte crucial. Lo cual hubiera sido fácil de no ser porque aquella máquina era un modelo limitado de una marca rusa y obsoleta que había quebrado hace seis años. Encontrar las piezas y la batería sería un proceso— incluso para alguien como Damián— que tardaría al menos un par de semanas.

Le había contado sobre los videos a regañadientes, tragándome mi orgullo y tratando de ser coherente, la paranoia era fuerte sin dudas pero tenía que superarla. Aún así trataba de cuidarme lo más que podía. Y para hacer eso había tenido que trazar mis líneas de confianza y duda, para saber a quien le estiraría la mano cuando cayera en la oscuridad. Aunque un trabajaba en todo eso, en estos momentos de desesperación el demonio de ojos verdes era la única persona candidata a ser de mi confianza y aunque dudara en ocasiones, no tenía a nadie más.

El chico se había quedado estático cuando termine mi relato, seguramente le parecía inverosímil que el plan de su padre no hubiese resultado tan seguro como según había clamado. Quizá analizaba el hecho de que pude haber sido asesinada muchísimo tiempo atrás, incluso antes de que el me encontrara. Aunque se había tratado de sólo unos archivos imprevistos, seguramente le habían volteado todo el panorama a Damián. Porque alguien había entrado, me había seguido desde años atrás, aún me seguía por si fuera poco y los había engañado a todos.

Las posibilidades eran infinitas y las teorías inagotables a este punto.

—Damián te estoy contando esto porque confío en ti, porque creo firmemente que tú no eres el responsable de esto y quizá ambos podemos llegar al final de toda esta maraña —hablé y aunque si pensaba en algunas de las cosas que había dicho, le había agregado un toque de exageración, pues si confiaba en el, pero esa confianza era tan firme como un edifico olvidado apuntó de caerse a pedazos. Aunque aún así, esa frágil confianza podía crecer y cada día lo hacía un poquito más, a veces retrocedía y en otras ocasiones daba grandes zancadas hacia enfrente. El incidente de la mini laptop no solo había retrocedido mi confianza en el, sino en todos los que me rodeaban—¿Confías en mi?

Hubo silencio, sabía que debía meditar lo que diría a continuación, porque era crucial si confiaba en mi o no. Podía decirme la verdad, podía mentir, no había garantías en la confianza que ambos podíamos brindarnos.

—¿Recuerdas aquella vez cuando te sacamos de la granja, secta o esa mierda de tu madre?—pregunto de repente levantando su vista hacia mi, no hice nada mas que asentir— Todos se fueron a lo fácil, vieron lo obvio y lo siguieron como animales no pensantes, a juzgar sin escuchar nada antes, eso no es justo, siempre se tienen que escuchar ambos lados de la historia y razonar, aunque la persona sea culpable nunca está demás escucharla. Se qué hay veces en donde lo obvio es lo cierto, porque hay pruebas, pero hay algunos casos en donde por más que la sangre apunte hacia una persona... puede haber un giro inesperado—hizo una pequeña pausa— Por alguna razón siempre espere ese giro en tu caso, me aferre a la idea de que había algo más, cuando todos te buscábamos como una traidora por alguna razón yo te seguía buscando como a una víctima de las circunstancias, cosa que al final fue cierta. Lo que quiero decir es que no se muy bien como funciona esto, pero lo hago y te lo dije hace mucho tiempo...—sus palabras se desvanecieron el aire, no sabía si quería decir algo más o no, de igual manera no lo forcé a nada, solo espere pero no termino su oración.

𝐈𝐍𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓,     damian wayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora