Audrey no es muy bonita, interesante o inteligente. En realidad podría decirse que es una joven bastante común y aburrida lo cual nunca le causó ningún tipo de problema.
Pero detrás de toda esa fachada de tranquilad hay una maraña de problemas que...
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ESTABA EN EL SALÓN DE CLASES, aburrida y algo cansada ya que la noche anterior me había sido un martirio conciliar el sueño, tenía tantas dudas rondando por mi cabeza que me hacía imposible concentrarme en cualquier cosa. Yo no necesitaba dormir o estar en la escuela, yo necesitaba respuestas.
El profesor estaba tan metido en su clase que ni siquiera se había dado cuenta que estaba por quedar desmayada en la banca, contaba las horas para volver a la mansión y poner las manos a la obra. Ya había buscado los nombres en mi laptop pero no me aparecía nada, me parecían perfiles de miles de personas sin ninguna cosa en común. Necesitaba otra computadora, una donde no tenga que usar internet si no su misma base de datos, como la de un policía.
El timbre sonó y fui hacia la cafetería donde me senté junto a Eloise, William y Jade, a veces me preguntaba si sus vidas eran tan tranquilas como se veían a simple vista. Me gustaría saber lo que se sentiría ser una niña rica y despreocupada como ellos pero mala suerte la mía que tenía que salir pobre y con mil problemas en la manga. En todo el receso nos mantuvimos platicando sobre nuestras teorías del final de la serie, casi olvidaba que ni siquiera la habíamos terminado, mi mente simplemente tenía mejores cosas que pensar.
El día en el colegio pasó mas lento de lo normal, la única parte donde me pude distraer un poco fue cuando compartí clase de música con Eloise, la chica tocaba el violín como un ángel y fue lo único que pudo captar mi atención durante todo el día fuera de ahí nada, la chica me había invitado a su casa y aunque me dolía en el alma tuve que rechazar su oferta inventándome una excusa barata. Eloise se veía un poco triste pero le dije que mejor mañana, aunque tampoco estaba segura de estar disponible iba a tener que mover mares y tierras para ir a su casa.
Cuando llegue a la mansión subí las escaleras como un rayo, revisé en el cajon de mi ropa interior para sacar la carpeta, anote los nombres en otra hoja para que todos los papeles estuviesen adentro, tenía planeado volverla a dejar en el sótano así que me dispuse a buscar a Jason para que me ayudara, no quería decirle a Bambi puesto a que no quería meterla en más líos. Me quite el uniforme de la escuela y me dispuse a ponerme unos jeans negros, tenis grises y una sudadera negra. Odiaba admitirlo pero me sentía como una maldita criminal.
Cuando salí de mi habitación Jason estaba en la estancia comiendo una hamburguesa, tenía un poco de vergüenza pero no tenía otra opción, tenía que devolver la carpeta. Toque su hombro y este me volteo a ver, trago los restos de comida que tenía en la boca y luego sonrió.
—Necesito tu ayuda—Explique con simpleza este encarno una ceja como lo solía hacer y antes de que pudiera hablar proseguí—Tengo que ir al laboratorio para poder dejar unas cosas.
—¿Por que debería ayudarte?—Dijo y ya daba por perdida mi pobre alma.
—Por que soy una criminal sin poderes—Dije con una media sonrisa encogiéndome de hombros—Y tu entrenas a esos, no?
