Capítulo Veinticuatro

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CAPÍTULO VEINTICUATRO| ATTIC

DÍA NÚMERO DOS como prófuga de mis salvadores, la vida como criminal no era tan divertida como Jason me había contado

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DÍA NÚMERO DOS como prófuga de mis salvadores, la vida como criminal no era tan divertida como Jason me había contado.

Quizá era una ridícula pero si los echaba de menos, a unos más que otros ciertamente.

Aunque sabía que justo ahora probablemente estaban que se derretían de enojo, es decir, la pequeña Audrey se les había escapado estando bajo su protección, una niña de quince años se les había salido de las manos, pero que ineptos se debían de sentir en estos momentos.

Aún así solo era cuestión de tiempo para que me encontraran y mi plan era darles una buena noticia que contrarrestara el regaño que me iban a meter.

Sin más que reflexionar, apague el despertador que me había puesto Danika, quite las sábanas blancas que cubrían mi cuerpo y me levanté, tendí la cama y me metí a la ducha, saliendo me puse otro de los vestidos pero esta vez no me puse los tacones y en cambio utilicé unas zapatillas simples. Cuando me asome por la ventana me di cuenta que sol apenas estaba saliendo, hacia mucho tiempo ya que no me despertaba tan temprano, ni siquiera cuando iba al colegio.

Salí de la habitación, algunas chicas caminaban por los pasillos en direcciones inciertas, ninguna de ellas le dio demasiada importancia a mi presencia, probablemente ya estaban acostumbradas a nuevas personas temporales.

Una vez en la estancia del primer piso me senté justo donde habían dicho, mi espalda estaba recta y mis piernas juntas, seguramente parecía toda una mojigata aunque más o menos lo era para ser sincera.

—Has llegado temprano.

Alce mi rostro y pude observar a Danika, su cabello rizado estaba atado en un molote perfecto y al igual que ayer tenía un vestido color vino que se adhería a su esbelto cuerpo solo que el de hoy era un poco más largo. Me preguntaba si no le cansaría verse tan perfecta todos los días, yo que apenas me cepillaba el cabello a duras penas.

—Me tuve que obligar a mi misma a levantarme de la cama pero lo he logrado—respondí.

Danika abrió una carpeta negra en la cual habían varias hojas con escritos, estaba algo lejos para que yo pudiera distinguir lo que decían, eso o tenia miopía.

—Como tu sabras nosotras somos una congregación en donde albergamos a bastantes chicas practicantes del vúdú pero además de eso tenemos lo que serían nuestras fuentes de ingresos, los negocios. Es por eso mismo que a través de los años hemos sido víctimas de chicas que han sido enviadas por corporaciones o asociaciones que buscan poder ser robarnos nuestras pertenencias.

𝐈𝐍𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓,     damian wayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora