Capítulo Treintaiuno

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CAPÍTULO TREINTAIUNO| ALONE

ME LEVANTE TEMPRANO como usualmente lo hago, luego fui por el desayuno, después de eso solamente me quede en mi habitación leyendo un libro, podía hacer otras actividades como pintar, ir a la sala de música o baile, incluso salir al patio pero sim...

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ME LEVANTE TEMPRANO como usualmente lo hago, luego fui por el desayuno, después de eso solamente me quede en mi habitación leyendo un libro, podía hacer otras actividades como pintar, ir a la sala de música o baile, incluso salir al patio pero simplemente no me placía hacerlo este día en particular.

El silencio a veces era interrumpido por las demás personas que habitaban este lugar, todos éramos diferentes en demasiados aspectos excepto uno, todos estábamos rotos, de una manera u otra todos habíamos terminado juntos en este caos.

Ajenos los unos de los otros la mayoría del tiempo pero inevitablemente unidos por paredes de concreto hechas para mantenernos seguros y salvo, aislados de la sociedad.

El cielo estaba despejado, podía ver las nubes blancas con el gran fondo azul, probablemente afuera era un día lindo. Me gustaba mirar el patio desde mi ventana, era reconfortante, solo verde y azul, la mayoría de las veces habían personas pero no eran demasiadas.

Me había acostumbrado a esta nueva vida de monotonía, a veces me aburría pero no tenía ningún estrés o preocupación, aunque a veces solía molestarme la presencia de las demás personas manejaba muy bien las situaciones.

A pesar de que no tenía muchas cosas que hacer, la mayoría del tiempo mi mente estaba en blanco, aunque podía recordar absolutamente todo decidía no hacerlo, estaba consiente que mi vida se había arruinado hace tiempo pero también estaba consiente que no podía hacer nada al respecto. No podía volver en el tiempo, solo que me quedaba seguir, por que seguía siendo joven y aun me quedaba a una vida de miseria por delante.

No tenía muchas pertenencias más que algunos libros que había releído infinidad de veces, algunas pinturas que había hecho, unas zapatillas de bailarina blancas, algunas monedas antiguas y una mochila gris pero todo eso estaba afuera, no en mi habitación por seguridad.

Espere un rato hasta que tocaron a mi puerta, era Gianna, la única persona que en realidad me agradaba en este lugar. Tiene una personalidad tranquila, divertida, amable y sobre todo paciente lo cual me resultaba de gran ayuda, hacia que mis días se volvieran un poco más amenos.

—Primero que nada feliz cumpleaños—hablo caminando hacia a mi, al poco tiempo me envolvió en un abrazo acogedor, le respondí con menor furor pero mi mensaje era claro, estaba agradecida.

—Gracias, Gianna—hable con una pequeña sonrisa.

—Te he conseguido un pequeño panecillo, no fue fácil convencer a la directora pero como es tu último día creí que sería un buen gesto de mi parte—hablo mientras ambas salíamos de mi habitación.

𝐈𝐍𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓,     damian wayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora