Capítulo Cuarenta y ocho

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CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO| FINE LINE

AUNQUE ME LAS HABÍA arreglado por mi cuenta en numerosas ocasiones debía admitir que desde que me había reencontrado con Damián y posteriormente con los chicos, comenzaba a acostumbrarme a la idea de que cuando cayera siempre habría alguien listo ...

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AUNQUE ME LAS HABÍA arreglado por mi cuenta en numerosas ocasiones debía admitir que desde que me había reencontrado con Damián y posteriormente con los chicos, comenzaba a acostumbrarme a la idea de que cuando cayera siempre habría alguien listo para atraparme.

La verdad era que no podía ser así, al menos no todo el tiempo. No podía atenerme a que alguien llegaría y me salvaría.

Podía confiar en mis compañeros pero no podía dejar todo el peso caer sobre ellos.

¿Que tal si ellos esperaban que alguien también los atrapara?

¿Y si ambos estábamos cayendo que pasaría entonces?

Supongo que ahora lo entendía, la fina línea que tanto había intentando comprender desde hace años, el intermedio, el balance.

Por fin, después de tantas experiencias podía comprender el bello arte de confiar sin depender completamente.

Ser autosuficiente y aun así dejar entrar a la gente en tu vida.

Algo dentro de mi hizo click y la incógnita que había estado intentando descifrar desde hace varios años salió a luz, la puerta dentro de mi cabeza que se conectaba con mi corazón se abría y todo comenzaba a fluir de una manera clara y armónica.

Ahora, enseguida de Thalía quien nos había causado tantos inconvenientes, enfrente de los chicos que me ataban a mi desastroso pasado y en medio de un lugar que podía marcar el resto de nuestras vidas. Me sentí completa.

Sabía que Thalía quería a Damián de vuelta y me estaba utilizando como carnada. Pero yo no me sentí bien con eso, no era un pedazo de carne para atraer perros y no iba a dejar que me tratara como tal.

Me levante rápidamente ignorando con todas mis fuerzas el dolor punzante de mi pierna y me abalancé hacia la mujer lista para golpearla, como esperaba esquivo mi golpe lo cual me hizo avanzar hasta un pequeño mueble de cristal el cual rompí con una patada para poder agarrar un pedazo de cristal el cual sostuve con mi mano derecha.

Los guardias caminaron hacia nosotras con rapidez pero Jason había avanzado y antes de llegarán a mi les había disparado y aunque no los había visto pude escuchar como caían al suelo con un golpe seco.

Me había dado la vuelta y vi como Damián corría hacia nosotras, Thalía podía pelear con varias personas a la vez pero no éramos simples combatientes, al menos no el, pues aunque yo estuviera entrenada seguía siendo menos experta que los demás chicos en general.

No era mi deseo ser una heroína, nunca lo había sido, nunca había sentido la necesidad de combatir el mal como ellos lo hacían, si había entrado en este mundo había sido por mera necesidad y si había aprendido a pelear fue porque no tuve otra opción en su momento.

𝐈𝐍𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓,     damian wayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora