Audrey no es muy bonita, interesante o inteligente. En realidad podría decirse que es una joven bastante común y aburrida lo cual nunca le causó ningún tipo de problema.
Pero detrás de toda esa fachada de tranquilad hay una maraña de problemas que...
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¿QUIEN ERES?
Pensé.
No me moví, mis extremidades no respondieron, me quede totalmente inerte, trate de moverme pero me di cuenta que no eran simples nervios. No podía moverme literalmente, estaba paralizada, presa en mi propio cuerpo.
Trague en seco, moví mis ojos tratando de captar algo nuevo pero el panorama que veía era el mismo, entonces note una sombra reflejada en el suelo enseguida de mi, alta, prepotente y bestial.
—Seré breve y conciso—Trate de analizar su voz pero era totalmente neutra, no había ningún rasgo distintivo—Primero, si le dices a alguien sobre este encuentro, habrán consecuencias, no para ti directamente pero para los que amas.
»Segundo, solo para recalcar, si ideas un plan, alguna solución para hacerle saber alguien sobre esto, el resultado será el mismo, estoy un paso adelante de ti, siempre lo he estado y siempre lo estaré, soy parte de ti, estoy en tu cabeza, lo se todo, lo que escuchas, lo que piensas, lo que haces, cada vez que respiras yo estoy ahí, cada pequeño detalle, el más recóndito de tus secretos, tus más oscuros pensamientos.
Trague en seco pero me esforcé por prestar atención, aunque para ser sincera no era como si tuviera algo más interesante o importante por hacer.
»Tercero, no quiero que veas esto como un castigo, quiero que amplíes tu perspectiva, necesito que abras tu mente, que lo veas de una manera positiva como siempre lo haces, probaré tu lealtad y si logras satisfacer mis expectativas, entonces tus esfuerzos serán recompensados.
»Puedes unirte al lado ganador o seguir el lado que está destinado a la miseria. Cada vez que te cuestiones a ti misma recuerda que puedo oírte, puedo modificar tu realidad, puedo hacerte ver y escuchar cosas que no existen en tu plano terrenal, eres un pequeño peón, Audrey, pero puedo utilizarte en mi favor para ganar esta gran partida.
La sombra se fue agrandando hasta que todo lo que mis ojos captaban era solo negrura, pero de repente sin previo aviso la voz de Tim me hizo reaccionar.
Solté un jadeo agitado, levante mi mirada y lo vi, tan claro como el agua pero aún así, solo para confirmar mis peores temores, pregunté:
—¿A donde fuiste?
Me dio una mirada confundida—Nunca me fui, ¿de que hablas?
¿Fue real?
Me sentí perdida, tan asustada, todo se salía de mis manos, mis decisiones, mis planes, todo, el lo sabía todo y eso me hacía querer cerrar mi mente para así no poder herir a los demás.
Jason tenía razón, yo ya no era de fiar, en realidad, nunca lo había sido, todo este tiempo solo fui un chivo expiatorio, el caballo de Troya, la traidora.
