Audrey no es muy bonita, interesante o inteligente. En realidad podría decirse que es una joven bastante común y aburrida lo cual nunca le causó ningún tipo de problema.
Pero detrás de toda esa fachada de tranquilad hay una maraña de problemas que...
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UN ARCADE ERA NUESTRO DESTINO, íbamos en la camioneta negra, estaba sentada en la orilla y enseguida de mi estaba mi fiel amiga Bambi, la cual había recargado su cabeza en mi hombro en lo que creo que era una señal de apoyo. Todos los demás estaban platicando mientras que yo simplemente estaba absorta en mis pensamientos, de cierta manera Kina tenía razón, si me lo hubiera dicho de una manera más suave me hubiera pegado menos pero tenía que aceptar que esa morena era la única que había tenido el valor de decirme lo que era.
La camioneta se estacionó, abrí la puerta y di un pequeño brinco para bajar, luego bajo Bambi y nos fuimos juntas caminando hacia la entrada, al menos no estaba sola. Al entrar luces neón opacaron mi visión, un fuerte olor a palomitas acarameladas llenaron mis fosas nasales y ruidos de videojuegos retumbaron en mis oídos, a pesar de ser un lugar sumamente caótico me resultaba bastante divertido. Bambi y yo cruzamos nuestros brazos y comenzamos a caminar, cabe decir que Richard nos había dado una tarjeta con dinero para poder jugar.
Empezamos jugando a Donkey Kong, después de eso jugamos infinidad de rondas de Pacman, algunos otros juegos también, pero todo cambio cuando descubrimos tremenda obra de arte, Street Fighter. No miento diciendo que en tan solo treinta minutos de juego ya me estaba obsesionando, era adictivo y divertido. La mayoría de las veces yo era la que ganaba las rondas pero en veces me confiaba demasiado y Bambi terminaba ganando.
—¡Gane!—Bambi dio pequeños saltos, agitaba su cabello mientras movía los brazos como una ola, no sabría decir si estaba siendo poseída o si estaba haciendo un baile de la victoria. De todas formas me solté carcajadas, estaba pasando un buen rato.
Íbamos a empezar la millonésima cuando escuche una voz a mis espaldas, por un segundo pensé que era Kina junto a los demás viniendo a molestar pero me sorprendí cuando vi a Francis, mi compañero de casillero y de clase de pintura, era extraño verlo sin el uniforme pero debía admitir que tenía un buen gusto.
—Francis, pero que sorpresa—Dije con una sonrisa al verlo, tenía puesta una sudadera color crema con una pintura de un durazno de estampado fajado en unos pantalones negros y unos zapatos del mismo color, era casual pero con estilo.
—Lo mismo digo de ti—Dijo sonriendo, sus cachetes estaban rojos como de costumbre y su cabello estaba más esponjado—¿Que estabas jugando?
—Oh, estaba jugando Street Fighter—expliqué— junto con mi amiga, Bambi el es Francis—La rubia y el chico se dieron un apretón de manos.
—Mucho gusto—Hablaron Bambi y Francis al unísono.
—¿Que estabas haciendo por estos lugares?—Pregunte tratando de no dejar morir la conversación.
