Audrey no es muy bonita, interesante o inteligente. En realidad podría decirse que es una joven bastante común y aburrida lo cual nunca le causó ningún tipo de problema.
Pero detrás de toda esa fachada de tranquilad hay una maraña de problemas que...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
TODO EL ASUNTO DE la presentacion me había resultado bastante incómodo, ademas de que la persona que pensaba que era un vendedor en realidad era Bruce. Era como si todo lo hiciera estuviera mal, todo lo que salía de mi boca ahora causara problemas. De igual manera trate de mantenerme positiva pues mi estabilidad emocional era lo único que tenía bajo control en estos momentos.
Llevaba como quince minutos mirando al techo acostada en la cama cubierta por las cobijas, en realidad no estaba pensando en nada, solamente quería volver a cerrar los ojos pero sabía que si lo hacía no iba a despertar como en tres horas más y no era muy temprano que digamos. Así que tome fuerzas y me levante, baje en pijama a la cocina pues no había nadie en la mansión más que Alfred y el estaba en el patio podando el césped. En la mesa estaba servido un licuado y un emparedado los cuales ingerí gustosa, yo era la única que desayunaba a esa hora y una vez acabe lave los trastes y salí al patio. Salude a Alfred quien seguía podando, probablemente iba a tardar una eternidad ya que el patio era inmenso.
Fui a mi habitación y me metí a la ducha, duré bastante en la regadera por que el agua que salía estaba bastante caliente, una vez termine cerré la llave y enredé una toalla blanca alrededor de mi cuerpo, al terminar de secarme me puse una playera verde simple y unos jeans negros, no me tome el tiempo de buscar unos zapatos así que sólo me puse unos calcetines los cuales no combinaban ya que soy demasiado floja para buscar los pares, de todas formas solo iba a estar en casa todo el día. Me sentía bastante bien para ser el segundo día aquí, me había prometido a mi misma tratar de pasármela bien y ser lo más positiva posible. Aunque ayer había sido un día bastante desastroso me repetía mentalmente que hoy sería un día mejor.
Baje las escaleras para ir a la cocina justo como lo había hecho ayer solo que hoy era más tarde, cuando llegue a la planta baja estaban todos los niños sentados comiendo, todos voltearon a verme a lo cual solo di una pequeña e incómoda sonrisa. Alfred salió de la cocina y noto mi presencia.
—Señorita Audrey, pensé que nunca iba a bajar de su habitación— Dijo y fruncí un poco el ceño.
—Bueno, es que no sabía a que hora se servía la comida, pero no volverá a suceder—Dije rápidamente trabándome en algunas partes, era más que obvio que me encontraba nerviosa.
—¿No le aviso nadie?—Dijo Alfred confundido y solo negué en respuesta. Luego el mayordomo despegó su vista de mi para mirar hacia la mesa donde estaban todos los niños comiendo— Amo Damián, creo haberle dicho que le avisara a la señorita Audrey que hoy comería con ustedes.
El castaño levantó su mirada indiferente hacia Alfred para luego pasarla hacia mi, por mi parte yo solo desvié la mirada hacia el suelo inconscientemente. El chico le dio un sorbo a su bebida y se aclaró la garganta.
