Lung - Vancouver Sleep Clinic.
Hace ya una semana que nos casamos Grigory y yo. Todos nuestros invitados tuvieron que regresar a sus hogares. Es una lástima, me gustaba tener la compañía de nuestros familiares y amigos.
—¿Nos vamos?— dice Grigory al entrar por la puerta de nuestra recámara vestido con sus típicos trajes, sumándole puntos a su aspecto.
Carajo, siento un poco alteradas mis hormonas.
—Deja de mirarme así— niega sonriendo.
—¿Así cómo?
—Con esa mirada devoradora.
—Yo no estoy mirándote así.
—¿Entonces por qué muerdes tu labio?
—Bueno, porque me gusta lo que veo— me encojo de hombros.
—Ándale, nena, termina de arreglarte.
—Ya estoy lista.
—Muy bien, pues vámonos porque el cuarto de nuestras hijas nos espera para ser decorado— asiento y tomados de la mano nos dirigimos a mi auto.
Según Grigory quiere que aprenda a manejar bien en las calles de San Petersburgo. Debo mencionar que es una belleza el auto que me ha regalado mi querido esposo, es suave para conducir. Lo único malo es que aún no la puedo manejar.
—Es lo mismo manejar aquí que en Estados Unidos— explico.
—No exactamente. Las calles son distintas y el volante está del otro lado.
—Solo eso.
—Después de tu embarazo ya podrás manejar tu camioneta.
—Es justamente lo que te iba a decir. Quieres que aprenda a manejar en las calles de San Petersburgo y ni siquiera puedo manejar mi propio auto con esta pelota de barriga que tengo.
—Imagínate, dentro de poco este auto tendrá dos sillas de bebé— a través del retrovisor observa la hilera de los asientos traseros. Yo aplaudo y chillo al mismo tiempo—. Sigues siendo esa misma mujer infantil.
—¿Qué esperas de mí? Todavía soy joven, en comparación a ti.
—¿Estas diciendo que soy viejo?
—Bueno...un poquito.
—Hmm, no lo creo. Mis habilidades en la cama te dejaron un combo en tu vientre— con aquello último, exploto en carcajadas.
—¿Un combo?— río aún más fuerte—. Y me dices infantil a mí.
•~•~•~•~•~•~•~•~•
—Buenos días ¿en qué les puedo ayudar?— dice una chica en ruso al vernos atravesar la puerta de su tienda.
—Estamos buscando dos cunas y algunas decoraciones para nuestras hijas— responde el ruso, sin soltar mi mano.
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Bajo Su Sombra (2º) ©
RomanceEl Rey de las Tinieblas tiene un lema inquebrantable: en su mundo no existe el amor, solo el peligro. Al menos eso creía hasta que conoció a Rebecca Jones. •~•~•~•~•~•~•~• Grigory Dobrovolski, un hombre que las demás personas lo ven como un empresar...