Capítulo 30

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You Were Never Gone - Hannah Ellis.

Este último mes, los mareos han avanzado a otro nivel

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Este último mes, los mareos han avanzado a otro nivel. Ahora tengo vómito y asco en comidas específicas, incluyendo algunas que solía disfrutar. Estuve leyendo en internet y los síntomas que estoy presentando son de embarazo.

Tengo mucho miedo.

No estamos en los mejores términos como para traer bebés al mundo, empezando por las amenazas por parte de los Smith's y la más aterradora de todas... Grigory no quiere ser padre. En el fondo de mi corazón, me duele. Me duele saber que quizá estoy esperando un hijo del hombre que quiero.

Duele saber que él quizá no acepte a nuestro bebé.

—Adrik, por fin te encuentro —me sostengo de la puerta, cansada. He tenido que recorrer cada pasillo para poder encontrarlo.

—Dígame, miss.

—Mira, en realidad no sé a quién más decirle, pero aquí va: tengo una cita para saber si estoy embarazada... —sonrío angelicalmente. Galina y Masha me ayudaron a agendar la cita. Si no fuera por ellas, estaría derrotada—. El problema es que Grigory no se puede enterar...

Solo espero que Adrik acepte romper las reglas de su querido jefe. Si el líder de los sicarios ha llegado a dónde está es porque sabe atacar órdenes, sin embargo, gracias a mis temores, lo voy a incitar a hacer lo contrario. De alguna forma se lo recompensaré. Lo prometo.

—Miss, me podría meter en grandes problemas con el míster.

—Por favor —junto las manos en modo de súplica también—. Él lo más seguro que saldrá a la bodega dentro de una hora y de ahí tú y yo nos podríamos ir directo a la cita.

Algunas cosas han cambiado desde que Grigory comentó sobre las amenazas. Es decir, Adrik ahora es mi guardaespaldas. Después de la muerta de Vadhir, no hay ningún otro hombre a quien Grigory le tenga confianza con mi seguridad más que Adrik, el cual no hay ninguna queja si también confío en él, sería difícil tener que adaptarme a otro hombre que me anduviera persiguiendo a donde sea que fuera el noventa por ciento del día.

Adrik se queda pensando varios segundos

—Está bien, miss, la llevaré, pero usted debe prometerme que si el míster se entera, me defenderá.

—Sí, sí, mil gracias —le doy un abrazo.

Son gestos como el pasado que me puedo permitir por la confianza que le tengo. Igual, pobre de Grigory que se tuvo que quedar sin su mano derecha, aunque así lo decidió él.

—De nada, miss.

—La cita es a las 11:50.

—Entendido.

Casi saltando de felicidad, me alejo de Adrik. Yo sabía que podía contar con él.

—¿Aceptó, miss? —pregunta Masha, de pronto.

Bajo Su Sombra (2º) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora