Capítulo 46

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Te Regalo - Carla Morrison.

Siete días han pasado desde que Grigory se ha ido y no sé nada de él

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Siete días han pasado desde que Grigory se ha ido y no sé nada de él. Ni siquiera un mensaje he recibido de su parte y eso me está matando, me siento vacía por dentro. ¿Qué tal si le sucedió algo? ¡Necesito saber algo de él!

Me encuentro sentada en el patio de la casa tomando el sol para recuperar un poco mis energías pero me doy cuenta que no es suficiente, me siento igual de débil.

De pronto, mi celular comienza a vibrar. Lo agarro con rapidez y contesto aún más rápido al darme cuenta que se trata de Grigory.

—Hola, amor— comienza por decir—. ¿Por qué no has comido bien? Sabes que eso le hace daño a las niñas y ti también.

—Sí como— reprocho.

—No lo haces, Galina nunca mentiría con algo tan delicado como el dejar de comer.

—¿Cómo estás?

—No me cambies de tema, Rebecca— lo escucho suspirar—. Necesito que te alimentes, por favor ¿sí?

—Lo haré— susurro bajando mi rostro—. ¿Te falta mucho para regresar?

—No lo creo, estaré pronto de regreso contigo y con las niñas.

—¿Por qué no regresas ya?

—Porque las cosas no están saliendo a cómo creí— murmura—. Voy a intentar una vez más buscar lo que necesito y si no lo encuentro, regresaré.

—Solo ten cuidado, Grigory.

—Lo tendré, amor. No te preocupes por mí— dice—. Debo colgar.

—Está bien.

—Te extraño y te amo.

—Yo también.

—Me saludas a mis bebés, les dices que papá las ama.

—Yo les digo. Adiós, amor.

—Te marcaré mañana. Adiós, nena.

Y entonces la línea se corta.

•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

Otro día que me hallo afuera en el patio viendo a la nada. Se supone que hoy me marcaría Grigory pero no lo ha hecho y por consecuencia, estoy estresada.

Por lo menos hoy sí comí bien, así como lo pidió Grigory. No tenía ganas de hacerlo pero lo hice pensando en mis hijas y en la súplica de mi marido.

—Ledi, gustaría que le prepare un té— dice Masha.

—Eh, sí. Por favor.

—Enseguida se lo traigo.

—Gracias.

Agarro el vaso de agua y por alguna razón lo tiro encima de mí. Mis manos estaban temblando demasiado. Parece que unte mucha crema en ellas que no permite sostener las cosas sin tirarlas.

Bajo Su Sombra (2º) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora