Narrando Grigory.
—¿Si puedes cuidar tú solo a las niñas, verdad?
Me pregunta Rebecca caminando de nuestra habitación al baño repetidas veces, ya que se está arreglando para salir con sus amigas. Es decir, Masha y Galina.
—Sí— afirmo sentado en la cama siguiéndola con la mirada. Mmm ¿soy yo o esos pantalones hacen ver su trasero y sus piernas más grandes?
Mi mirada se fija en su trasero otra vez. Uuuh, creo que voy a comprarle más pantalones de ese estilo. ¿Dónde compramos esos pantalones? Quizá pueda ir con las pulgas a conseguirlos.
—Grigory— dice Rebecca tronando sus dedos—. Deja de ver mi trasero y presta atención a lo que te digo.
—Ah sí, ¿qué decías, amor?
—Que no se te olvide darle de comer a las niñas y luego llevarlas a que tomen su siesta.
—Nada se me va olvidar, así que relájate.
—Igual si ocupas ayuda, ahí están las demás señoras— termina de colocarse su saco y se acerca a mí para darme un beso en los labios—. Te veo en unas horas.
—Se divierten.
—Sí, vamos a ver algunos hombres por ahí.
La miro mal. Sé que lo hace solo para enfadarme, lo cual siempre consigue.
—Que graciosa.
—¿Viejito Dobrowhiskas se puso celoso?— ríe.
—No.
—Ajá, mentiroso— se acerca y me da otro beso—. Ahí te platico si encontré uno guapo o no.
Rodando los ojos, enredo mis brazos en su cintura y la tiro en la cama.
—¿Tú crees que vas a querer fijarte en otro hombre teniendo un tremendo bombón en casa?
Rebecca estalla en risas.
—¿Y quién se supone que es el tremendo bombón?
—Yo, obviamente.
Incrementa sus risas.
—Para no desilusionarte, voy a decir que sí eres un tremendo bombón.
—¿Para no desilusionarme? ¿Acaso se te han olvidado las hermosas hijas que hemos creado? Claramente tienen más genes de mí...
Ella me calla besándome. Soy débil, lo admito. Rebecca tiene el poder de debilitarme con sus besos.
—Debo irme— susurra y me da otro corto beso. Hoy es un día de muchos besos, al parecer—. Te amo.
Todavía mareado a causa de sus labios, balbuceo no sé qué cosa y me inclino para besarla otra vez. Aunque mi burbuja se explota cuando ella se aparta y pasa sus manos sobre su ropa para desarrugarla.
—Te amo— digo dejándome caer en la cama. ¿No podemos regresar al momento de los besos? Yo quiero besarla aún.
—Quita esa cara, Grigory— ríe.
—No quiero.
En ese momento, los chillidos de una de mis hijas se escucha por medio del aparato de bebés.
—Alguien ya se despertó. Anda, ve. Yo ya me voy— dice colgando su bolso en el hombro—. Me saludas a mis hijas.
—Yo lo hago.
Rebecca me sonríe y finalmente desaparece por la puerta. Por unos segundos me quedo tirando viendo el techo, antes de levantarme y partir a la habitación de Anastasia y Aitana.
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Bajo Su Sombra (2º) ©
RomanceEl Rey de las Tinieblas tiene un lema inquebrantable: en su mundo no existe el amor, solo el peligro. Al menos eso creía hasta que conoció a Rebecca Jones. •~•~•~•~•~•~•~• Grigory Dobrovolski, un hombre que las demás personas lo ven como un empresar...