Freal Luv - Far East Movement.
Hoy quizá va a ser un día divertido. Y digo <<quizá>> porque Katrina es muy encimosa, enfadosa y grosera conmigo. Ya le he dicho que se puede quedar con Grigory, pero parece no quedarle claro. Lo bueno es que tengo boca para defenderme.
En fin, dejando lo desfavorable a un lado; resulta que vamos a ir a esquiar. Nunca lo he hecho y lo cierto es que me da curiosidad probar algo nuevo, aunque sé que me costara unas cuantas caídas antes de aprender mantener un balance.
—Vamos, tú puedes.
Nunca creí que sería tan difícil tocar la puerta de un hombre, es solo que Grigory no es cualquier hombre, estamos hablando de que hace unas noches atrás me vio en ropa interior y si no fuera porque me pidió que me fuera, hubiéramos terminado cogiendo en su cama.
Las cosas como son.
Exacto, conciencia.
Sin darle más vueltas al asunto, me animo a tocar su puerta. Entro a la habitación cuando lo escucho decir <<adelante>>.
—¿Ya estás lista? —habla desde el baño.
—Ocupo decirte algo —rasco mi nuca.
—Te escucho —sale del baño con una toalla envuelta en su cintura, no lo suficiente para obligar a mi mirada que no le dé una ojeada más allá de sus ojos.
¿Soy yo o está haciendo calor en Rusia por primera vez en los casi dos meses desde que me mudé aquí? Su torso cubierto por unas pequeñas gotas de agua me está dejando disecada.
Brazos anchos, pectorales admirablemente formados y un abdomen jodidamente perfecto para la V marcada que desciende hasta llegar a...
—Se te van a salir los ojos —interrumpe mi pequeña charla mental.
—De estos hombres no se encuentran con facilidad —honestidad ante todo amigos.
—¿Me estás diciendo guapo?
—Que puedo decir —me siento en la cama y cruzo una pierna sobre la otra—. No estás tan mal, solo eres un poco viejo.
—No, nena, yo todavía soy joven.
—Mentira. ¿Cuántos tienes, 40 años?
—Tengo 30 años.
—Casi le atino, aunque tu mal genio recompensa esos 10 años.
—Tú tienes 50 años y te sigues comportando como una niña infantil.
—Corrección, tengo 25 años, además, a mí me gusta mi forma de ser. Se podría decir que yo soy un algodón de azúcar y tú un chile jalapeño.
—Hmm chistosa —pone sus manos en ambos lados de sus caderas.
—Yo siempre —sonrío, vacilando.
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Bajo Su Sombra (2º) ©
RomanceEl Rey de las Tinieblas tiene un lema inquebrantable: en su mundo no existe el amor, solo el peligro. Al menos eso creía hasta que conoció a Rebecca Jones. •~•~•~•~•~•~•~• Grigory Dobrovolski, un hombre que las demás personas lo ven como un empresar...