Love me now - John Legend.
—¿Qué haces aquí? —es mi primera pregunta.
Grigory se rasca la barba, viéndose nervioso. Incluso voltea hacia las camionetas estacionadas, donde deduzco que están Adrik y otros de los sicarios que siempre lo acompañan.
—¿Gustas ir a un lugar a platicar?
Me río.
—¿A dónde se supone que iremos si son pasadas las doce?
—Bueno, Las Vegas es una ciudad conocida por no dormir.
—Lo turístico, nada más, el resto de la ciudad si duerme.
—Si no te incomoda, podemos ir a mi cuarto de hotel.
Lo pienso por varios minutos. Si mis padres llegan a despertar, se van a espantar si no me ven en la casa, aunque para eso existe un teléfono, así que una llamada sí me pueden hacer.
—Tengo que ir por unos tenis y un abrigo, ya vuelvo —contesto, dándole a entender que sí quiero ir con él a su hotel.
—Te espero, entonces.
Lo observo un momento, para después dar la vuelta y regresar a la casa solo para abrigarme de una manera apropiada, no porque me dé vergüenza como me veo, me han visto en peores circunstancias, sino porque el frío es capaz de congelarme enteramente.
Cuando vuelvo, Grigory está recargado contra la puerta del pasajero derecho, fumando un cigarro junto a Adrik.
—Un gusto volver a verla, miss.
—Lo mismo digo, Adrik.
El pelirrojo asiente y se devuelve al conductor, mientras Grigory me abre la puerta para que suba.
Al estar ambos adentro, las dos camionetas se ponen en marcha hacia la zona hotelera de la ciudad, lo que es aproximadamente unos veinticinco minutos de camino a estas horas de la madrugada.
Si me encontrara en otra situación, muy por seguro me hubiese quedado dormida, pero es tanta mi desesperación por saber cuál es la razón por la que Grigory está aquí, que solo voy repitiendo en mi mente: "ya quiero llegar".
Claro que no me sorprendo al ver que nos detenemos afuera del hotel de Maximiliano, incluso puedo garantizar que, de todas las habitaciones que pueda tener este imponente edificio, el suyo es la suite.
Lo confirmo cuando el elevador pide un código de acceso para poder ascender, lo vuelvo a confirmar cuando las puertas se abren y me topo con una inmensa sala de estar con un ventanal que te permite admirar la ciudad cubierta por luces y estrellas.
La única duda que me queda es ¿dónde se supone que duermen los sicarios si ellos se han quedado abajo?
Le sigo el paso a Grigory por el lugar, ya que ni siquiera se toma la molestia de encender la luz, sigue creyendo que es Batbestia por lo que veo.
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Bajo Su Sombra (2º) ©
عاطفيةEl Rey de las Tinieblas tiene un lema inquebrantable: en su mundo no existe el amor, solo el peligro. Al menos eso creía hasta que conoció a Rebecca Jones. •~•~•~•~•~•~•~• Grigory Dobrovolski, un hombre que las demás personas lo ven como un empresar...