Capítulo 4

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Hometown glory - Adele.

Me despierto al sentir la luz del día chocar contra mis ojos

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Me despierto al sentir la luz del día chocar contra mis ojos. Estirando los brazos, salgo de la cama hacia el cuarto del baño para ducharme. Mientras espero a que se caliente el agua, saco mi celular para poner música, y así, hacer más entretenido el baño que hoy es otro día en el que no me siento bien.

Nada nuevo. 

Algunas canciones de Adele comienzan a correr en aleatorio, y debería considerar escuchar otro artista para el momento bajo en el que me encuentro, pero no. Tengo una insana obsesión con escuchar música melancólica cuando no me siento bien; en lugar de cesar el dolor, lo sigo fomentando. 

Despojo las prendas con pereza y rápidamente me meto a la ducha antes de que muera de hipotermia con tanto frío que hace en el ambiente. El agua cae sobre mi cuerpo erizando mis vellos y calentando mi piel, lo que ocasiona relajar mis músculos tensos.

Agarro el champú y lo pongo sobre mi cabeza para masajear mi cuero cabelludo.

Tarareo la canción de "Hometown Glory" sin importarme si alguien me escucha cantar. Por lo menos tengo bonita voz; algo heredado de mi padre. Él siempre me cantó canciones para dormir y cada noche prometía que algún día ambos íbamos a cantar para nuestra familia, pero que su promesa no se pudo cumplir. Tampoco mi deseo de lograrlo.

Esta canción es mi favorita, aunque me duele el pecho ahora que la escucho. Pues no paro de comparar la letra con mi realidad. Estoy atorada en una ciudad que no conozco nada de ella, ni siquiera su lengua. Extraño mi ciudad, Las Vegas, quiero decirle a Grigory que muchas gracias por su hospitalidad, pero que me voy de regreso a mi hogar, a donde mi familia está. Sin embargo, no puedo ponerlos en riesgo, si el clan de Jacob descubre donde viven, no dudaran en hacerles algún daño con tal de saldar la deuda que injustamente debo pagar.

Cuando menos pienso, me encuentro sentada abrazando mis piernas. Solo dejo que el agua de la regadera caiga sobre mi cuerpo y los turbios pensamientos bombardeen mi mente con la impresión de nunca abandonar mi consciencia.

Quiero irme a casa.

Sentirme cerca de mi familia.

Cerca de mi familia adoptiva.

Narrando Grigory Dobrovolski.

Toco con mi puño cerrado la puerta de Rebecca, pero no responde nada a cambio. Una parte me dice que entre sin permiso, otra parte me dice que dé la vuelta y me vaya. Las ganas de entrar sin permiso son más fuertes, así que abro la puerta. Grata sorpresa que me llevo al oír música sonar del baño.

Eso es bueno, ¿no? En primer lugar, se está duchando, cosa que no ha hecho mucho por lo que me dijo Galina. En segundo lugar, la música es buena para despejar la mente. Y en tercer lugar, está cantando.

La primera vez que la escuché cantar fue en la boda de mi mejor amigo Maximiliano y, su ahora esposa, Nicole. Sería una falta de respeto no reconocer que canta precioso, aunque ahora su voz se escucha débil y cansada.

Bajo Su Sombra (2º) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora