•Son Secretos de una Dama• ✿YeWook✿⁝⁞⁝⁞TERMINADA⁝⁞⁝⁝

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Wook regresó al palacio solo, estaba feliz por tener a su hijo de nuevo, pero estaba tan enojado y lleno de rabia por lo que le pasaba a Sungmin.

Reunió al consejo, sabía que no era algo que La Reina tuviera que hacer, de hecho lo que se trataba casi nunca era solucionado pero haría el intento.

—Tenemos que hacer algo con la inseguridad que sufren las amas de casa...

—Su Alteza, disculpe mi atrevimiento pero los asuntos de mujeres no están permitidos en la corte...

—¿Asuntos de mujeres?...soy un hombre...y como yo hay muchos otros que sirven como esposas de altos mandos y de familias pequeñas...¿Saben la manera en la que viven?...tenemos que hacer algo para cambiar la manera de pensar del pueblo. Es indignante todo lo que ocurre allá.

—Por lo visto tiene las mismas ideas liberales que la anterior Reina. Esperemos que no termine de la misma manera...—uno de los ancianos comenzó a burlarse y los demás empezaron a reír.

—¡BASTA!—gritó lleno de rabia y desesperación—no tienen ningún derecho de irrespetar la memoria de Su Alteza...y no olviden que yo también tengo poder ahora.

—Sólo eres un niño...—respondió otro de ellos.

—¡Soy su Reina!—gritó golpeando el suelo con el puño—si no pueden hacerme caso a mi, a mi esposo sí, y entonces ya no habrá nada que hacer...—se levantó dándose cuenta de que todo había sido una pérdida de tiempo, sin decir nada se dirigió a la puerta—nadie sale de aquí, ni se mueve de su puesto hasta que llegue Su Majestad y es una maldita orden...

Los hombres comenzaron a quejarse pero al menor no le importó, tras él cerraron las puertas y sólo suspiro soltándose a llorar del coraje.
Admiraba tanto a Heechul por haber sobrevivido a esas personas durante tantos años y en verdad deseaba ser como él.

Caminó lento hasta su habitación, donde solamente de recargo en la puerta que daba hacia el patio y observó las aves pasar mientras se secaba las lágrimas.

—No eres fuerte...no eres valiente...¿A quién quieres engañar?...—se susurró tallándose los ojos, poco después se hincó y abrazó sus rodillas—ellos te tratan mal...todos los hacen...quizás no debiste salir de ese burdel...—levantó un poco su falda para poder ver las cicatrices que tenía en las piernas producto de aquellas violaciones y los golpes—ellos no van a tomarte en cuenta...no vales nada...—cubrió su rostro.

—¿Wookie?...—Kyuhyun entró a la habitación —¿Todo bien?...

—Kyuhyun...—se levantó y apretó los puños aguantándose las ganas de darle un bofetada, no era su culpa—sí...está todo bien...¿Qué haces aquí?

—Él Rey ha enfermado gravemente...

—¿Qué?...—abrió los ojos de golpe —¿Cómo que ha enfermado?...ésta mañana estaba perfecto...¿Qué es lo que tiene?...

Su corazón estaba repentinamente acelerado, no podía perder a su esposo, le había prometido que se convertirían en una familia.

—No saben...no es capaz de moverse y está inconsciente...sus guardias dicen que lo llevaron lejos cuando comenzó a sentirse mal y después de un leve episodio psicótico se desvaneció.

—No puede ser...necesito verlo...necesito estar a su lado...—miró al niño que dormía en su cunero de una manera tan tranquila.

—¿Vas a dejarlo solo?...—se hincó a su lado.

—Voy a enviar a una de las damas...—jugó con sus manos —tengo que verlo...—susurró arreglándose un poco la ropa, se despidió de su amigo y corrió hasta la habitación de su mayor.

Después de pelear con los eunucos y los médicos, fue capaz de entrar, el mayor se encontraba  recostado entre sus mantas, Wook se hincó a su lado y le tomó la mano.

—Yesung...—olvidó por completo los honoríficos, en esa habitación no era La Reina o algo así, era sólo su esposo—mi amor...despierta...por favor...no puedes dejarnos solos ahora —jadeó comenzando a sollozar—te amo...

"Despierta..."

Susurró de nuevo la voz de aquella mujer. Yesung abrió los ojos, pero de nuevo ese brillo característico no estaba en ellos.

"Voy a hacer que te odie...y así, si no quieres que lo mate...él va a abandonarte...jajaja..."

El mayor intentaba moverse para poder decirle a su esposo lo que ocurría, estaba tan desesperado pero no podía controlar sus propios movimientos.

"No puedes evitarlo..."

—Yesunnie...—al verlo despertar lo abrazó con fuerza y le besó las mejillas—dios mío...—pero de pronto Yesung lo tomó firmemente por los hombros, casi lastimándolo—¿Qué?...¿Qué haces?...—susurró con la voz temblorosa del repentino susto.

El mayor lo pegó de golpe contra el suelo, haciendo que el aire se le saliera de pronto. Eso lo dejó un poco mareado. Entre su transe lo vio levantarse y dirigirse a donde guardaban sus ropas, regresó con un fino listón de fueron. Wook se levantó dispuesto a huir pero el mayor lo rodeó por el cuello con el listón y comenzó a asfixiarlo.

—Su...eltame...Yesung...¡agh!...—lo tiró al suelo, Wook se sobó el cuello tratando de recuperar el aire—¿Porqué?...¿Porqué haces esto?...—sollozó viéndolo acercarse cada vez más hasta acorralarlo. La expresión de sus ojos lo intimidaba.

Con la misma cinta le amarró las muñecas y lo hizo levantarse, Wook estaba en shock, no podía creer lo que pasaba, ¿Para eso lo había llevado al palacio?

Amarró la cinta a uno de los postes y le desgarró por completo la ropa.

—No me hagas daño...Yesung por favor...acepté quedarme contigo...tendremos una familia...pero por favor...no me lastimes...¡No!—se quejó cuando sintió un fuerte ardor en sus muslos, lo había golpeado con una vara. Comenzó a llorar con fuerza de inmediato. El mayor permanecía en silencio y eso lo asustaba más —Yesunnie...—suplicó una vez más.

—Abre las piernas...—ordenó con voz dura, colocó la vara entre ellas y las golpeó para abrirlas, Wook quedó inclinado contra el poste y totalmente expuesto.

—¡Por favor!—volvió a quejarse cuando recibió otro fuerte golpe en la espalda.

—Cierra la boca—rompió un pedazo de la falda del menor y la amarró sobre su boca para que no pudieran escucharse sus quejidos.

Acarició un poco su piel con la vara y lo miró directo a los ojos preparándolo para las atrocidades que vendrían, Wook supo ahí que algo no andaba del todo bien y que Yesung realmente no era ese. Algo en su interior se lo decía.

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