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Volvió a casa aún con dolor en las caderas, de nuevo recibió regaños debido a haberse ausentado un día y casi una noche entera, para despejarse entró directo a darse un baño, no pensaba muy bien en todo lo que le había ocurrido, aun seguía estando en shock y no asimilaba que así de rápido había dejado de estar esperando un bebé.

Aun tenía una poca se sangre seca en las piernas, cosa que las mujeres de la casa de gisaeng no pudieron lavarle, aunque su ropa estaba como nueva.

—No debería estar pasando por esto...—se susurro con los ojos cristalizados mientras tallaba con fuerza su piel. La vida y la sociedad siempre eran así de dura con los chicos de su especie, cuando nacía un niño así solían ser ahogados en canastas como si fueran animales, los que sobrevivían muy a menudo denunciaban crímenes de odio e inclusive asesinatos en su contra por ser considerados "Adefecios", y los pocos que conseguían llevar una vida siendo mujeres eran maltratados por sus familias y/o esposos. Sabía que su vida no sería fácil, desde niño se lo advirtieron y le dijeron acerca de las consecuencias que traería.

Lo mejor sería aceptar lo que fuera que el destino le llevara a partir de ahora, su boda estaba sólo a un día. Y temprano debía asistir al palacio para "supervisar" los preparativos, pero lo más seguro era que su madre lo hiciera todo por él. Siempre hacia lo mismo. Lo único que le alegraba de la boda era el alejarse de esa familia tan intolerante que le había tocado, estaría cerca de alguien igual a él, a alguien que conocía su situación y que lo apoyaba. Una vez que te casas, según la tradición tus suegros se convierten en tus nuevos padres, cuando hubiera deseado que La Reina Hee, fuera su madre. Se habría evitado todo el sufrimiento y el rechazo durante sus escasos 16 años de vida.

Fue a su habitación y se recostó asegurándose de cerrar muy bien su puerta, aun no entendía como había sido que se lo habían llevado a ese lugar, era cierto que debido al embarazo se dormía y no sabía que ocurría pero nunca pensó que fuera para tanto.

Temprano por la mañana lo despertaron para vestirse. Se sentía extraño con esas ropas nuevas. Usaba lo que una princesa usaría tradicionalmente pero como se trataba de el día anterior a su boda, el color era completamente blanco, simbolizando la pureza de la nueva consorte del príncipe heredero. Y la próxima Reina por sucesión.

En el fondo el menor se sentía demasiado culpable porque sabía que nada de lo que representaba esa vestimenta estaba en él, ya no era un joven puro, ya no tenía un cuerpo "inocente" que ofrecerle a su futuro esposo. El Príncipe Heredero ya no sería la primera persona en darle un hijo.

Ya no era nada...

El patio del palacio era enorme y por primera vez caminó por él con su propio desfile de damas detrás, eran demasiadas pero todas tenían una ocupación, incluso algunas estaban ahí para protegerlo. Era lo que se acostumbraba en el palacio y debía acostumbrarse, por lo que tuvo que llevarlas todo el día tras él.

Las mesas que guardarían los banquetes estaban listas, los adornos eran preciosos y las velas que se encenderían en la noche lo eran aun más.
Lo llevaron a su habitación en una parte especial del lugar, no dormiría con su esposo porque eso casi no se acostumbraba, no era como que no podía pasar pero no era muy seguido, tendría suerte si el Príncipe Heredero se quedaba un par de noches a la semana en su habitación. Era un lugar lindo y lo dejaron ahí para que se adaptara a lo que se sería su hogar a partir del otro día.

En el mesón había una caja de madera con varios binyeos, eso le traía recuerdos muy malos sobre aquella gisaeng, pero ahora debía ser fuerte pues tendría que usarlos a diario durante lo que le restara de vida. Había una habitación entera detrás de una puerta que servía de armario y vestidor, estaba repleto de hermosos trajes de telas finas y todos eran obviamente de la realeza. Sin querer estaba cumpliendo el sueño que muchas personas en el Reino tenían, o al menos las chicas jóvenes. Convertirse en una princesa y casarse con el Príncipe Heredero, del que se presumía era un hombre extremadamente guapo.

La puerta se abrió, sacándolo de sus pensamientos sobre sueños de niñas. Su suegra, La Reina Hee estaba tras él y le sonreía con ternura, para no ser descortés hizo una reverencia y saludó.

—Mi querido Wook...¿Cómo te sientes ahora que ya ya has pasado por el Euihon (의혼) y el Napchae (납재)?...sabes que lo que sigue es él Nappye (납폐) y ya tenemos el regalo perfecto para tus padres...

Se sintió tan confundido que no supo que responder, bajó la cabeza avergonzado.

—Su Alteza...lo siento pero...no sé a que se refiere con eso...

—¿Cómo?...¿Tu madre no te explicó nada acerca de las etapas de un matrimonio?...—frunció el ceño—¿Entonces cómo fue que aceptaste casarte?...

—Yo...bueno...verá...nunca dije que sí...mi madre me arregló todo así que, yo sólo estoy aquí...—le sonrió suave—pero me alegra convertirme en parte de su familia...

—Niño...ven —lo tomó el brazo e hizo que se sentara, Hee se sentó a su lado—voy a explicarte en que consiste lo que te acabo de decir ¿si?...—el menor asintió con curiosidad—El Euihon fue cuando El Rey Siwon y yo buscamos a las candidatas posibles para ser buenas novias, había varias pero tu nos llamaste más la atención, entonces se le envía una carta a tu familia y a ti...donde solicitamos tu mano, debes aceptar también para que se lleve a cabo y ese fue el momento en el que supongo tu madre aceptó por ti. El Napchae fue cuando se tomó la decisión de la fecha, el adivino nos dio el día hasta después de tres meses, osea mañana y por último el Nappye, mi hijo enviará una caja de regalos a tus padres, la caja se llama Ham, como somos de La Realeza esta contiene cosas muy valiosas y caras. También te van a dar el Honseo, eso debes guardarlo y protegerlo como si de tu vida se tratase. Te acompañará hasta el día de tu muerte y será enterrado junto contigo.

—¿Honseo?...¿Qué es eso?...

—Son los papeles oficiales de tu matrimonio, te los entregarán envueltos en seda negra...debes atesorarlos...yo aun guardo los mios en un lugar especial, casarme con el Rey Siwon ha sido lo mejor que me pudo pasar en la vida, es un esposo maravilloso, un excelente padre y un magnifico gobernante también. Lo amo tanto...

Wook sonrió como un bobo, esperaba que su pequeña historia de amor fueran tan buena como la de sus suegros. Sin embargo el hecho de conocer nada sobre el proceso de su matrimonio le inquietaba.

—No te preocupes...yo voy a ayudarte...y además tendrás a dos ayudantes que van a decirte que hacer, ellas van a ayudarte y a guiarte, sólo te casas una vez en la vida así que debes hacerlo bien...—sonrió—¿Te agrada la habitación?...yo la decoré especialmente para ti...

—Es preciosa, muchas gracias...—se miró un momento—Su Alteza..¿Cómo es el Príncipe heredero?...

—¿Cómo es?...—sonrió—es un chico con un carácter fuerte, pero cuando se aferra a algo que le intetesa es imposible que se lo arranquen. Es un hombre sabio y conoce muy bien sus estudios. Cuando te dije que era difícil y que debías tener una voluntad fuerte es porque en ciertas ocasiones suele ser agresivo...no al grado de lastimar a los demás pero si puede alzarte la voz...y debes ser firme para calmarlo...sé que van a llevarse muy bien...

Wook tragó saliva nervioso, su futuro esposo era muy en diferente a como se lo había imaginado, y para nada que era alguien de caracter fuerte, era frágil y muy sentimental. No cabía duda de que tendría que cambiar casi todo de si mismo para adaptarse a la vida de casado.

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•Son Secretos de una Dama• ✿YeWook✿⁝⁞⁝⁞TERMINADA⁝⁞⁝⁝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora