Me enfurece. Lo siento en cada centímentro de mi cuerpo. Aprieto mis puños con fuerza y noto como mis nudillos se emblanquecen. ¿Por qué se mete en mi vida?¿Quién demonios se cree que soy?¿Su juguete?.Le dedico una última mirada a Linda antes de girar sobre mis talones y salir hecha una furia. El único pensamiento en mi cabeza es que quiero matarlo. El timbre suena, dándome a entender que me perdí casi toda mi clase de Biología. Los pasillos se llenan de estudiantes.
Me llevan unos cuantos minutos identificar a Max. Se que estaba en unos de los laboratorios de este piso, lo vi entrando esta mañana. Se lo ve muy divertido con sus amigos de lacrosse. Me detengo en frente de sus narices y es hay cuando sus aterrizan ojos en los mios.
—¿Es un chiste, Max?¿Por qué hiciste eso?— espeto. Estoy a nada de tener una jodida combustión con todo el odio que tengo acumulado. Me mira divertido y estira una sonrisa burlona.
Sus amigos empiezan a reírse y a cargar a Max con muchos "eeeh". Ni siquiera me gasto a en darles una mirada. Reconozco a muchos por mi clase y sé que no valen la pena.
—¿De qué estás hablando?— inquiere jugando al desentendido.
Da un paso hacia adelante. Es un poco más alto que yo y cree que por eso voy a sentirme intimidada. Suerte con eso.
—El equipo de porristas— mascullo.
—Ah, te refieres a eso— se ríe.
—Te vas a ver bien en ese uniforme, ¿no crees?
Este chico va a ser la causa de mi muerte. Porque en cualquier momento, soy capaz de tirarme de un acantilado con tal de no volver a oírlo hablar. Pierdo cualquier tipo de pensamiento coherente cuando tiene el nervio de guiñarme el ojo.
—Eres un imbécil. No te puedes meter en mi vida y tomar decisiones por mi.
—Pero mamá si,¿o me equivoco?
— inquiere y ladea su cabeza. Sabe que está tocando un tema sencible y le encanta hacerme daño.Pongo mis manos en su pecho, murmuro una palabrota y lo empujo. Max retrocede recuperando la sonrisa de cretino.
—Nos vemos en los entrenamientos, Pecesito— dice antes de voltear y marcharse con sus amigos. Si las miradas mataran, Max Taylor ya estaría metros bajo tierra.
Va a pagarme por esto.
***—Señorita Johnson, su examen— la profesora me extiende una hoja. Cierro fuerte mis ojos cuando la tengo en mis manos. No pienso abrir los ojos. No, no, no. Este es el examen que tomé el viernes pasado.
—Allis, debes abrir los ojos— Elliot se ríe a mi lado.
—Mírala tú y dime qué tan mala es
— murmuro y le paso la hoja. Le da vuelta y se fija en la nota escrita con marcador en la punta.Se toma su tiempo para volver a hablar, lo cual me da indicio de malas noticias.
—Es... ¿Normal?— dice pero sale más como una pregunta.
¿Normal? Me inclino a ver la hoja del examen.
—¿Normal?— abro mis ojos encontradome con una "F" escrita con marcador rojo.
—¿¡Esto te parece normal!?—¿Quién determina que es lo normal?
— interroga en un mísero intento por hacerme sentir mejor. Me devuelve la hoja y yo la meto en mi bolso dejando que se arrugue junto a todo el resto de mi basura.Suspiro. Los reportes van a ser enviados dentro de poco y mamá me va a prender fuego por estas notas. Son incluso peores que las del semestre pasado.
La clase termina y llega la hora del almuerzo. Al fin. Siento que soy capaz de desmayarme del hambre. Salgo de clases junto a Elliot y lo pongo al tanto del incidente de esta mañana y que ahora soy la adición al equipo de porristas, por más de que estemos a mitad de año.
La vida quiere cagarse encima mío, porque de todos los días, hoy es el primer entrenamiento.
—Allis, te encanta bailar— señala Elliot con un tono de obviedad.—Ballet más que nada pero algo es algo, ¿no?
—No— pongo una mueca. Bailar y ser porristas son dos cosas totalmente distintas. Mucho más si toda mi vida me ha encantado bailar ballet y de vez en cuando, hay algunas rutinas de jazz contemporáneo que me encantan. Solo que las piruetas— por más que sepa hacerlas—y los gritos de aliento no son lo mío.
Llegamos a la cafetería. Si hay algo bueno de hacer amistades con todo el personal de la escuela, son los tratos especiales. Hoy la fila es larga, así que tomo mi bandeja y me adelanto, donde varios me miran feo pero Luisa, una de las cocineras, me sonríe cariñosamente y me pregunta que quiero.
Luego de saludarla y finalizar la corta charla, ella atiende a Elliot. Pago lo que me corresponde y me dirijo a mi mesa de siempre, dónde están mis idiotas de siempre riéndose. Se siente bien verlos después de todo lo que sucedió esta mañana.
Megan está discutiendo con Bratt sobre qué serie de televisión es mejor: Pretty Little Liars o Gossip Girl. Dejo mi bandeja al lado de Elliot, quién los mira divertido, y respondo que la mejor serie es y siempre será The Vampire Diaries.
***Las clases han terminado, y afortunadamente no volví a cruzarme con Max. Casi no compartimos clases y solo lo volví a ver de reojo en la cafetería.
Mi manía de mantenerme lejos de él comienza a derrumbarse cada día un poco más. Peor sería si me quedo al entrenamiento, que es al mismo horario que los entrenamientos de lacrosse. Me sorprendería que sean por pocos conjuntos.
Así que ya arme un nuevo plan: no me quedare para el entrenamiento.
Voy junto a Bratt, que se ofreció a darme un aventón a casa porque mi auto sigue en el taller. No es como si fuera a pedirle a James que me lleve. Bratt no tiene problema porque hoy no le toca entrenar. Es parte del equipo de fútbol americano de la escuela, pero no son tan exitosos como lo es el equipo de lacrosse que parece tener una jodida coronita colgando todo el tiempo.
—No vas a poder escaparte siempre
— habla Bratt a mi lado mientras caminamos por los pasillos infestados de alumnos.—Mirame hacerlo.
—¿Allison?— inquiere alguien a mis espaldas. Me freno en seco. Lo que no quería que sucediera. Bratt me mira apunto de estallar de risa. Giro sobre mis talones, encontrando a la famosa Samanta Parker, la capitana del equipo de porristas.
—Ehm, hola Samanta. Tanto tiempo.
En realidad no es tan detestable como las otras,—Torpiana entre ellas,—pero no me termina de caer bien ya es la mejor amiga de Max. Y todo lo que se relacione con él. Lo detesto. No entiendo como una chica tan dulce y buena terminó siendo tan cercana a alguien tan malvado y manipulador como Max.
—¿No te quedaras para el entrenamiento?— inquiere batiendo sus largas pestañas.
Samanta es de esas chicas que tienen una belleza natural. Grandes ojos marrones, cejas perfectas, mejillas ligeramente rosadas, la piel bronceada que casi se mezcla con su cabello negro. Si me preguntan a mí, podría nombrar alguna agencia de modelaje que les gustaría tenerla entre sus modelos.—Ehm...— murmuro.
Miro a Bratt en busca de ayuda. Quizás pueda decirle a Samanta que necesita mi ayuda para algo. No sucede. Muy al contrario, niega con la cabeza.
—Suerte, Allis— modula con sus labios antes de que Samanta me tome del brazo hacia la práctica.
Tengo ganas de llorar.
REDES SOCIALES:
•Facebook: Eliannys Del valle.
•Instagram: @Eliannysgervis30.I love you 💙💚.
ESTÁS LEYENDO
Un amor inesperado
Fiksi RemajaAllison Johnson una chica extrovertida y segura de si misma, la cual afrontará problemas que la ayudarán a ser más fuerte❣️. Max Taylor capitan del equipo de Lacrosse y modelo se verá envuelto en muchos problemas gracias a su vecina Allison, problem...