Me encantan los viernes. No hay entrenamiento y es el día más hermoso de la semana.Me quedé dormida apenas llegué de la escuela. Son las cuatro de la tarde cuando me despierto y el estómago me ruge del hambre. Siento el alma restaurada después de recuperar las horas de sueño. Salgo de mi habitación en pijama, que consiste en unos pantalones cortos de seda azules y una ramera de tirantes que le hace juego.
Me sorprende encontrar la casa vacía. Emily ya debería haber vuelto de su club de teatro. Qué más da, seguro está perdiendo su tiempo con James.
Abro el refrigerador en busca de comida. Uff, alguien compró fresas. Saco unas cuantas y de paso, chocolate para acompañarlas. Me siento en unos de los taburetes de la isla. Le echo chocolate a una y me la llevo a la boca. Cierro mis ojos. Un placer. En eso, alguien toca el timbre. Muchas veces. Muy seguido.
¿Y ahora qué?
Dejo mis fresas a un lado y camino hacia la puerta algo apurada, ya que la persona del otro lado también parece estar con prisa.
Abro la puerta con un poco de miedo. Frunzo el ceño al ver que es Alan, el mejor amigo de Max. Esto es algo extraño.
—¿Qué suce...?— comienzo a preguntar pero soy interrumpida cuando bruscamente tira de mi brazo y me atrae hacia su cuerpo. Mi corazón da un vuelco al tenerlo tan cerca. Rápidamente, me doy cuenta de que intérprete mal la situación. Alan comienza a caminar apurado y yo lo sigo.
—¿Qué estás haciendo?— le pregunto intentando hacer que me suelte. Tengo una pijama que apenas me cubre lo necesario.
—Debes ver esto— es lo único que dice.
No me sorprende en nada cuando me arrastra hacia la casa de los Taylor, ya que bueno, toda mi vida se basa en problemas de parte de ellos, ya nada que venga de ellos me sorprende.
Alan me guía hacia el patio trasero, pero ya puedo escuchar los gritos.
—¡Pensé que te quedó muy claro cuando te dije que no quería que la siguieras viendo!— reconocería los gritos de Max en cualquier lado. Me detengo a observar la escena.
James Taylor está al lado del árbol del cual se sostiene la famosa casita de madera. No subo allí hace años. Me sorprende que la sigan teniendo.
Frunzo el ceño. Intentando entender que está sucediendo. Max le grita un sinfín de regaños mientras que James termina de ponerse la camiseta.
Miro a Alan. ¿Y por qué me llama a mi si esto es una pelea entre los hermanos Taylor?.
—¿Que sucede?— pregunto acercándome a Max, ya que no parece que Alan quiera darme respuestas.
—Shsh, ¿no ves que estoy en medio de algo?— habla sin siquiera mirarme.
—Max, ¿qué está pasando?— vuelvo a preguntar. Confío en el juicio de Alan. Él nos conoce. Dudo que me haya traído aquí sin razón.
Ahora sí, se gira y relaja un poco su rostro de enfado al darse cuenta de que soy yo. Pone sus ojos en blanco.
—¿Acaso no ves que estoy ocupado?
— inquiere molesto. Baja la mirada para darle una buena ojeada a mi pijama azul.
—¿Y por qué mierda sales hacia vestida?.—¿Ocupado despertando a media ciudad?— me quejo ignorando su segunda pregunta.—¿Qué pasa?
Max sacude la cabeza y se ríe sarcástico. Señala hacia la casita del árbol. En ella, veo una cabellera castaña esconderse rápidamente. No me hace falta mucho cerebro para saber que es nadie más y nadie menos que Emily.
ESTÁS LEYENDO
Un amor inesperado
Teen FictionAllison Johnson una chica extrovertida y segura de si misma, la cual afrontará problemas que la ayudarán a ser más fuerte❣️. Max Taylor capitan del equipo de Lacrosse y modelo se verá envuelto en muchos problemas gracias a su vecina Allison, problem...