Un amor inesperado

Capítulo 28: El famoso "plan B"

¿Qué?

-¿Se murieron?- pregunto en un hilo de voz. Mi mamá tal vez debería haberme enviando a clases de teatro en vez de modelaje. Siento que el dramatismo me corre por las venas.

Bratt arquea una ceja incrédulo.

-¿Por qué siempre piensas que alguien se murió?

Me alzo de hombros.

-¿Qué pasó?- interroga Megan sin ganas de juegos de por medio.

¿Yo por otro lado? Tengo que entrelazar para que no me tiemblen.

-Samanta y Max son novios- suelta Elliot al notar que Bratt estaba demasiado demorado en hablar.

Me quedo inexpresiva. Siento como un nudo se forma en mi garganta y en mi estómago. Quiero preguntarles si es una broma pero ahora de cierta manera, todo encaja.

Mis amigos continúan hablando. Megan está haciendo preguntas como loca y Bratt contesta con la poca información que tiene. Realmente no puedo prestarle atención a lo que están diciendo. Es como si movieran sus bocas pero ningún sonido saliera de ellas.

Las palabras de Elliot siguen dando vueltas en mi cabeza «Samanta y Max son novios»¿Qué? ¿Cómo mierda? Solo me fui dos horas... Y Max estaba tan cerca de besarme ayer...

-Allis- Bratt chasquea sus dedos enfrenté de mi rostro. Caigo a tierra y lo miro algo desconcertada para luego mirar a quien me lanzó la bomba.

-¿Cómo?- le pregunto sintiendo como mi voz se volvía extraña a mí.

-¿No has escuchado cuando lo explique?- pregunta frustrado a lo que niego con mi cabeza.-Ha pasado todo tan rápido, al parecer ninguno de los dos entró a clases y se quedaron en las gradas charlando y según dicen, Max le pidió allí mismo y ella dijo que si. Las noticias se acaban de esparcir.

Lo miro anonada. ¿Qué? No terminaba de sentarme bien la noticia. Menos con el casi beso de Max.

«Tienes los ojos más azules que vi en mi vida»

Dios. Qué chiste. Por supuesto que estaba burlándose de ti, Allison. ¿Cómo no te diste cuenta?

Aún así, sus palabras siguen grabadas en mi. Pensé que... Dios, hasta creo que me había ilusionado un poco.

-¿Estás bien?- me pregunta Megan y de repente, caigo a la realidad. Max y yo odiandonos. La tregua. Todo lo que es real y no producto de mis ilusiones.

-¿Por qué no debería estarlo?

Exactamente, ¿Por qué no debería estarlo?

Ella me sonríe, aunque detecto la pena en sus ojos. Le devuelvo el mismo gesto.

El timbre perfora mis oídos, indicándome que el segundo periodo ha comenzado. Tengo matemáticas con Megan y bueno, con Sofía, si no se hubiese salido del grupo. Mejor dicho, si no la hubiésemos echado pero ahora parece estar bastante bien con su nuevo grupo.

Para distraerme, mi mejor amiga bromea con que tiene arena hasta en las bragas y yo le digo que eso le pasa por querer "alisar" la arena con su propio cuerpo, se ríe a carcajadas.

Entramos al salón, el cual ya está lleno pero suerte el profesor no ha llegado aún. Maldigo en voz baja cuando diviso a Samanta y a Max en una de las filas del medio. Se están riendo entre ellos y lucen... felices. Me obligo a mirar hacia otro lado y con Megan, nos sentamos en las últimas filas.

El profesor entra, y al parecer, Megan está empeñada en hacer que mi humor regrese porque se la pasa toda la clase haciendo tonterías. A veces la sigo, pero el profesor amenaza con mandarnos a detención varias veces, cosa que no sería nueva para nosotras pero tampoco algo que busque con muchas ganas.