Un amor inesperado

Capítulo 4 : Cena con los Taylor

Es domingo, el día de la tan esperada cena con los Taylor. Mi día comenzó como de costumbre me levante un poco tarde, me cepille los dientes y me preparé el desayuno. Una vez que termine  de desayunar, me dirigí a el jardín de mamá para preguntarle sobre el asunto de la cena. La encuentro luego de un rato regando sus rosales.

—Buenos días, mamá— le digo depositando un tierno beso en su mejilla.

—Buenos días para ti también, ¿Cómo dormistes hija?— masculla con una sonrisa cálida.

—Digamos que bien.

–¿Porqué lo dices, Allis?— interroga un poco intrigada por mi respuesta.

—Creo que olvidaste ponerme al tanto sobre la cena de esta noche— doy un leve bufido.

—¡Cierto, disculpame Allis lo olvidé por completo!— masculla un poco apenada.

—Descuida mamá, no hay de que preocuparse.

—Eso me tranquiliza un poco— suelta con una sonrisa radiante en su rostro.

—Debo ir a arreglar una cosa en mi habitación, luego seguimos hablando— le digo rápidamente antes que comience con su interrogatorio.

—Esta bien Allis— me dice dando un leve asentimiento.

Me despido de mamá para volver a mi habitación. Necesito escoger lo que usaré esta noche para la cena, porque no tuve tiempo de hacerlo antes. Una vez en mi habitación me dispongo a escoger lo que usaré en la cena con los Taylor, mientras que mi mente se encuentra en un caos total. Aún no logro entender cómo Emily nos oculto a mamá y a mi la relación que tiene con James, sé que no debería hacer tanto drama pero no puedo evitar desconfiar cuando es el hermano del idiota que jugó conmigo cuando teníamos quince años.

                                  
                              ***

Una vez lista bajo las escaleras para encontrarme con mi madre y mi hermana esperándome en la sala para ir a la dichosa cena, me despabilo rápidamente para unirme a mi hermana y mi madre.

—¡Hija te ves esplendida!— chilla mi madre con emoción.

—No es para tanto, estoy igual que siempre— digo sin importancia.

—Claro que si, Allis. Estas hermosa...
— chilla aún más mi hermana.

—Bueno hay que irnos o se nos hará tarde— interrumpe mi mi madre.

—Mamá literalmente vivimos al lado, no vamos a llegar tarde— digo restándole importancia.

—No importa, no me voy a dar el lujo de llegar tarde— masculla señalandonos la puerta.

Las tres caminamos hacia la casa del lado. Tocamos el timbre y en nada, Max aparece en la puerta.

Tiene que estar bromeando. Juro que lo hace a propósito.

—Max, ¿No te olvidas de la camiseta?
— pregunta mamá observando como no lleva nada puesto que tape su torso, solo unos vaqueros blancos que están algo caídos apenas sosteniéndose con su cadera, porque puedo ver la banda de su ropa interior.

No mires, tonta.

Ya es demasiodo tarde. Porque ya le he dado una mirada de arriba a abajo. Max tiene un muy buen cuerpo. Siempre lo tuvo. Se da cuenta de que lo estoy mirando, y sonríe burlón. Estoy segura de que si yo le abro la jodida puerta sin nada puesto encima me miraría así también. Y peor.

—Lo siento no quería que esperarán mucho tiempo afuera— contesta con la personalidad que le muestra siempre a mi madre para ganársela y se pone la camisa negra que tiene en la mano. Se hace a un lado para que pasemos.