Capítulo 33: Ya es algo tarde

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—Entonces... ¿Cuál diseño te gusta más?— interroga mamá mientras eleva los dos bocetos, uno en cada uno.

La pregunta hace vuelva mi atención a ella. Observo los dos tipos de vestidos detenimiento. O al menos, todo el detenimiento que puedo permitirme estos días.

Claramente no estoy en mis mejores momentos. Pero de todas formas, hago un esfuerzo al ver la cara de ilusión que carga mamá.

—El de la derecha. El de la izquierda tiene esa cosa horrorosa colgando del brazo— arrugo mi nariz.

—Pero...—

—Mira, combínalos. El vestido con mangas con esa cosa que cuelga, no sé qué es. Pero ponla más abajo— sugiero alzándome de hombros. Dudo que tome mi sugerencia, solo quiero que vea que estoy haciendo un esfuerzo por ayudar... Por más que mi sugerencia sí me gusta.

Frunce el ceño y gira hacia ella los diseños. Los observa un rato con mucho detenimiento. Pasa su mirada de uno al otro, como si intentara proyectar lo que anteriormente le había sugerido.

—Tienes razón— dice y rápidamente se gira a su escritorio.

¿Tengo razón?

Intento sonreír, pero solo sale una mueca que rápidamente quito. Últimamente ando llena de sonrisas fallidas. Me ha pedido que sea fuerte, que deje de llorar y que disfrutemos juntas. ¿Pero cómo cree que podría " disfrutar " sabiendo que son mis últimos meses con ella?

Si es que sucede, ¿qué pasará luego?

Me aterra tan solo pensarlo.

¿Cómo haré para levantarme todas las mañanas sabiendo que no está más conmigo?

Eso hace que quiera volver a llorar otra vez como una niña perdida. Respiro ondo y me contengo.

Observo con la determinación que corrige los bocetos con su lápiz. Creo que no se ha dado cuenta de que tiene uno en su oreja. Y creo que tampoco se ha dado cuenta que no tiene puesto sus lentes y que los tiene por encima de su cabeza.

Sonrío un poco. Y por primera vez, no es una sonrisa fallida.

La voy a echar de menos. Nunca he perdido a nadie. ¿Cómo se sentirá? ¿Se pueden superar este tipo de cosas?

—¿Cómo vas con la línea masculina?— pregunto intentando ahuyentar mis pensamientos. Aclaro mi garganta. Además tengo curiosidad.

—Bastante bien— contesta sin mirarme, aún trabajando con el lápiz.—A fin de mes tendremos los primeros modelos para poder publicitarlos.

Publicitarlos con Max. Antes sonaba terrible, ahora me parece que será divertido.

—Qué bueno— murmuro.

El silencio vuelve a inundarnos hasta que ella lo rompe.

—¿Ya sabes que harás para tu cumpleaños?— pregunta mamá.

Me quedo en blanco. Parpadeo.

Cierto, mi cumpleaños. Lo había olvidado por completo. Es en un mes. 19 de mayo. Y para ser más precisos, mi cumpleaños y el de Max. ¿Un cumpleaños llevándonos bien? Uhm, muero de ganas de ver eso. Y no creo ser la única.

—No, pero supongo que Nina y tú ya lo saben— pongo mis cartas sobre la mesa mientras la observo.

Desde que éramos pequeños, aprovechando que habíamos nacido el mismo día a dos habitaciones de distancia en el hospital, con tres horas de diferencia, habían hecho de las suyas y nos han festejado siempre juntos.

Un amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora