Un amor de dos Slytherins [Draco Malfoy] / TERMINADA

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ALLISON POV

Esperaba frente a la puerta de Umbridge a Harry, ya que teníamos el castigo junto, lo mejor seria entrar los dos a la vez. Se que este castigo no va a ser como los del profesor Snape, pero tampoco tengo miedo.

Se que hice mal explotando en medio de clase, pero no me iba a quedar callada, no cuando se la verdad de lo sucedido. Potter también sabe la verdad, así que por una parte agradezco que tampoco se quede callado.

Si las únicas dos personas que estaban presentes se quedan calladas, es como si realmente no hubiera habido nadie.

— Allison.—miro a Harry llegar algo agitado, supongo que de venir corriendo.— ¿Lista?

— Vaya pregunta, Potter.— lo vi sonreír un poco, para después tocar la puerta del despacho. Tardaron un rato en respondedor, pero después nos dejo pasar.

Pude jurar que mis ojos ardieron. Tanto rosa por las paredes, tanto color, tanto orden fueron demasiado para mis ojos. Las paredes eran rodeadas por platos con gatos moviéndose. Tanto maullido me puso nerviosa.

— Buenas noches, señor Potter y señorita Avery; siéntense.— miré a Harry por ultima vez para después sentarme en la silla que señalaba, dejando caer mi bolsa en el suelo. No me importo la mirada que me dio ante eso.

Solo escuche como Harry cerraba la puerta, ya que al estar de espaldas no podía ver nada.

— Hoy me escribiréis unas frases.— su falsa amabilidad me causo puras nauseas. Harry se agacho para sacar algo de su mochila, pero Umbridge se lo impidió.— No, con su pluma no. Va ha usar una mía muy especial.

De reojo vi como se levantaba con dos plumas, las cuales dejo sobre el trozo de pergamino del y mío. La contemple detenidamente y sospecha. Aquella pluma era una Pluma Negra, la cual se utilizaba para torturar a quien escribiera con ella. Un artefacto de las Artes Oscuras del cual leí bastante en los libros.

Maldita perra.

— Señor Potter, usted escribirá; No debo decir mentiras.— Harry asintió mirándola y suspirando.- Por otro lado, señorita Avery, usted escribirá; No debo amenazar a los superiores.

— ¿Cuántas veces?— pregunte sin mucho interés.

— Digamos que, tantas como se requieran para que capten el mensaje.— la vi darnos la espalda, con una sonrisa que me causo asco.

— Pues entonces me voy.— el chico frente a mi sonrió levemente, negando con la cabeza.

— ¿Cómo dices?— pregunta ella sin esconder su enfado ante mis palabras.

— Que por mucho que copie, no voy a captar el mensaje, profesora.— mi voz salió de forma inocente y amable. Una manera de burlarme de ella, la cual capto rápidamente.

— Solo copie, señorita.— suspire con resignación y ambos nos pusimos a copiar.

Comencé a escribir la primera frase, y ya note en mi mano derecha como comenzaba a doler. Escuche a Harry quejarse, pero yo me mantuve callada, no le iba a dar la satisfacción de escucharme quejarme ante esta tortura tan débil.

Ella se acerco y miro nuestras manos. Ni siquiera la mire. Mi mano, que estaba abierta, la cerré dejando solo el dedo corazón arriba. No le di importancia, solo seguí copinado ignorando le dolor ya ella.