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P O V ' S  N A R R A D O R A

Despues de que los alumnos terminaran de cenar el gran festín de bienvenida, todos prestaron atención a las palabras que el director de Hogwarts decia.

— Prestad atención porfavor.— Allison bufó y giro su cuerpo para poder mirar al barbón.— Me gustaría añadir unas palabras.— hizo una pausa dramatica mientras apoyaba su mano en una especie de armario extraño.— Eterna gloria. Eso es lo que le aguarda al vencedor del torneo de los tres magos.— ante aquellas palabras, la pequeña de los Avery presto toda su atención.

> Para merecerla, el alumno debera sobrevivir a tres pruebas, tres extremadamente peligrosas pruebas. Por ello, el ministerio se a visto obligado a imponer una nueva regla, nos explicara sus pormenores el director del departamento de coperacion magica internacinal el señor Bartemius Crouch.

Pero un rayo interrumpio aquello. Una tormenta dentro del gran comedor los hizo gritar a todos ellos. Un señor, que cojeaba alzó su varita, y cuando todos pensaron que el iba a hacer algo, aquella tormenta desapareció.

Los ojos de Allison pasaron de ser amarillos, a su color original, el verde. Con una sonrisa ladeada, la chica miró a su director nuevamente, el cual miraba al techo sin entender que habia ocurrido.

La gente comenzaba a cuchichear sobre el recien llegado, y como tenia pensado parar aquella tormenta interior, pero pensaron que de la varita salio un hechizo invisible, aunque no fuera asi.

— Tras la devida consideración.— el director de la CMI comenzó a hablar.— el ministerio de magia a concluido que por su propia seguridad, ningun alumno menor de 17 años estara autorizado a inscribirse para el torneo de los tres magos.

Los alumnos menores a esa edad se comenzaron a quejar, incluyendo a Allison que incluso se levanto de su asiento.

— ¡Podre tener menos de 17 años, pero tengo mas madurez que la mitad de aqui!.— grito mirando a los mas mayores, que abrieron su boca indignado.— ¡No me mireis asi, necesitais mas neuronas para que vuestro cerebro funcione de manera correcta!

— Señorita Avery, le rogamos que se calme.— la voz de Dumbledor callo a los gemelos Weasley, los cuales tambien se quejaban.

— Me parece injusto.— se quejo la chica, cruzandose de brazos.— Es entendible que lo hagais por nuestra seguridad y todo eso, pero nosotros sabremos si queremos arriesgar nuestras vidas.— fruncio su ceño cuando Alastor Moody se la quedo mirando demasiado fijamente.— Agracezco infinitamente que os preocupeis por nosotros y todo eso, puede que no sea lo suficiente mayor, que no haya vivido lo suficiente y Bla, Bla, Bla... pero, ¿quien se cree que es dueño de mi vida? tengo el mismo derecho que todos aqui para participar.

— Y no se equivoca señorita, pero las reglas son las reglas, y— Bartemius fue interrumpido por la voz de Aidan, Jude y Allison.

— Las reglas estan para romperlas.— hablaron al unisono, mientras se levantaron de sus asientos.— Yo hago mis propias reglas, y yo misma las rompo.— hablo esta vez Allison con una mirada fria, la misma que sus familiares estaban dando al del ministerio de magia.

Todo se quedo en silencio, mirando con gran asombro a los tres Avery, no sabiendo el porque habian actuado de esa manera tan derrepente.

El director Dumbledor aclaró su garganta, haciendo que todos le prestasen atencion. Extendió su mano, y el extraño armario desapareció, dejando a la vista un cáliz con llamas azules.

Un amor de dos Slytherins [Draco Malfoy] / TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora