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Eran las cuatro de la tarde cuando Jimin bajó corriendo las escaleras, maldijo cuando al llegar a la puerta no vió sus llaves, esto debía ser obra de su mamá. Las buscó por toda la casa en menos de tres minutos a sabiendas de quién estaba detrás de esa puerta. El mismísimo Min Yoongi.
—¡Ya voy!—gritó desde el otro lado, el mayor solo reía.
Las encontró en un mueble junto a la cocina, el problema era que estaba demasiado alto...
Pensó un poco, tomó una de las sillas del comedor y la arrastró hacia su objetivo, se subió a ella y tomó las llaves pero se emocionó tanto que al bajar uno de sus pies simplemente se desconfiguró dejándolo caer y haciendo un ruído terrible que se escuchó en toda la casa.
—La puta que me parió perdón mamá, espero que Yoongi no haya escuchado eso.—Se dijo y se levantó para dirigirse a la puerta y finalmente abrirla, al otro lado un Yoongi con unas bolsas en la mano y una cara de confusión lo miraba de pies a cabeza.
—El gato del vecino entró por la ventana y...hizo un desastre, hasta tiró una silla ¿podés creerlo?
—Te caíste ¿no?
—Sip...exactamente eso pasó.
Yoongi rió y se acercó para besar la frente de Jimin.
—¿Dónde te duele más?
—L-la cabeza...—dijo Jimin y antes de que Yoongi dijera algo más lo tomó de la mano llevándolo a su habitación.
—¿Qué es todo eso? a caso te v- Se calló cuando Yoongi lo tomó del brazo y lo sentó en sus piernas, quedando demasiado cerca uno del otro, Yoongi admiró el sonrojo de Jimin de cerca y sus labios abultados por la sorpresa.
—¿Acá?—preguntó tocando su cabeza.
—Uhm, un poquito más a la derecha.
—¿Y ahora?
—Sisi ahí está perfecto—dijo Jimin cerrando los ojos por lo bien que se sentía, como cuando era chico, siempre se raspaba las rodillas jugando afuera con Yoongi y cuando volvían a casa Yoongi las frotaba, cuando terminaba parecía que nunca se había lastimado. Yoongi siempre había cuidado de Jimin, le sacaba curitas a su mamá y las dibujaba con corazones y mariposas, decía que así las heridas iban a sanar más rápido, cantaba canciones mientras lo calmaba y le daba besos en la zona. Jimin se lastimaba bastante seguido, era un poco torpe de chiquito, tanto que en primer grado se había roto el brazo bajando las escaleras. Jimin se sentía tan mal al estar solo en su casa, ya que no podía ir a la escuela unos días y Yoongi iba a su casa inmediatamente después de que sus clases terminaran, llevaba sus crayones, fibras, pinturas, pegatinas y cualquier cosa que encontrara para dibujar en el yeso de Jimin, no porque le gustaran sus dibujos, o porque disfrutaba de hacerlos y que el menor los presuma como si de un artista de renombre se tratara, porque cada vez que Yoongi dibujaba, Jimin sonreía, se sentía feliz de que todos esos dibujos fueran para él, no tenía ni la menor idea de que la razón era que siempre había sido su inspiración.
