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Jimin se miró al espejo una última vez antes de bajar las escaleras, siempre había soñado con su graduación, pero ni en su más loco sueño se había visto usando un traje de color celeste pastel de una tela extremadamente suave que le daban ganas de acariciarse a sí mismo como si acariciara un gatito, le gustaba mucho, no solo por el hecho de que era totalmente su estilo, si no porque además de que Yoongi se lo había dado, el mayor recordó esa vez que con ilusión habló de aquel traje que nunca pensó que usaría. Antes de irse, se peinó un poco, su cabello naranja recién teñido resaltaba con los tonos fríos de su ropa y eso le parecía extrañamente bonito, abrió una pequeña caja en su mesa de noche y sacó un fino collar con una pequeña piedra de luna en el centro. Taehyung le había regalado aquel collar, recordaba perfectamente el día en el que el menor le había dicho que era un agradecimiento por ser la única persona que lo entendía, en ese momento Jimin no pudo evitar sentirse especial.
Se vió de nuevo en esos recuerdos, cuando estaban a penas entrando a su primer año de secundaria, se preguntó cómo todo parecía pasar tan rápido, en un abrir y cerrar de ojos, ambos estaban a punto de ir a universidades diferentes, más allá de que Taehyung no era como Yoongi, su mejor amigo de la infancia, su amistad había crecido demasiado rápido, Taehyung era como su otra mitad, eran tan diferentes, dos opuestos que se atraían a la perfección. Quizás, una amistad más fuerte que la suya con Yoongi, ya que su amistad con Yoongi nunca había sido tan sincera, Yoongi y Jimin se habían tratado diferente desde el principio, quizás eso hizo que los dos se confundieran, eran solo niños, tampoco podían decir cómo se sentían si ni ellos lo sabían.
Pero ahora ambos habían crecido, en muchos aspectos. Habían dicho cómo se sentían, habían hablado de su pasado, y de pasar a buscar a Yoongi para pedirle consejos para volver a una relación que no valía la pena, lo buscaba porque lo quería, porque lo extrañaba, porque Jimin siempre había amado pasar tiempo con Yoongi, porque Yoongi siempre había amado pasar tiempo con Jimin. Claro que eran solo niños, pero esos dos niños no tenían idea de que ese amor no era amistoso, Jimin se había dado cuenta de eso con Taehyung, a quien jamás había visto ni tratado de la misma forma, desde el principio, sin saberlo y sin querer, los dos caían por los encantos del otro.
Quién diría que las cosas darían otro giro más...quién diría que todo lo que Jimin siempre quiso para sí mismo siempre estuvo ahí, solo no supo darse cuenta de ello. Porque Yoongi era esa persona a la que veía capaz de amar de esa manera sincera que siempre había imaginado, porque era esa persona por la que sabía que arriesgarse valía la pena, porque era esa persona que no lo hacía pensar y le hacía sentir, era esa persona que lo impulsaba a ser mejor, a ser él mismo y a no dudar nunca de su capacidad, porque Yoongi no le traía miedos, ni inseguridades, al contrario, se las quitaba, Yoongi era esa persona con la que sí veía un futuro, esa persona que sabía que le cambiaría la vida y los planes, no una vez, sino miles y hasta millones de veces. Yoongi era para Jimin, Jimin era para Yoongi.
Y al fin Jimin sentía que existía alguien en el mundo capaz de amarlo tanto como para no lastimarlo.
Despertó de sus pensamientos con un suave golpe en la puerta y un "¿puedo pasar?" de su mamá.
