ᝰ 39 | Final

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𖥸

El corazón de Seonghwa se oprime en ternura cuando, con cierto esfuerzo de por medio, es capaz de notar el infantil brillo que a los ojos del pequeño Jeongin adorna. Claro que obtuvo la dicha de apreciar expresiones de genuina felicidad previamente por parte del niño, sin embargo, el contexto actual destaca entre cualquier ocasión atravesada.

El joven y quizás también prometedor hermano de Yeosang demuestra más alegría que nunca aquell día, la emoción nombrada causada por una razón que probablemente se halla lejos de ser gran cosa para muchos; la celebración de su cumpleaños. Park no se ve a sí mismo capaz de culpar al pequeño por su comprensible ilusión. Nadie lo logra, realmente. Es el único día del año en el que el infante puede exigir protagonismo con argumentos no discutibles por lo que, con un respolido contenido, los mayores deciden permitirle ser un poco escandaloso, además de consentirlo en cierta medida. Seonghwa se encuentra incluido en el último grupo mencionado una vez le entrega su regalo a Jeongin. El joven desenvuelve el paquete apresuradamente para dejar caer el papel decorativo contra el suelo, sin embargo, el hermano del nombrado no le dedica aquella tan clásica mirada de reproche por su despistado actuar.

— No deberías abrir tus regalos aquí...— observa el mayor de los Kang con una incómoda sonrisa, una de la que su pareja probablemente se burlará más tarde.

Claro que el adecuado consejo es ignorado por Jeongin, quien sólo se encoge de hombros y continúa despojando el objeto recibido de su brillante cubierta a través de sus diminutas manos. Yeosang rueda los ojos cuando se asegura de que su hermano no se encuentra observándolo, dejando pasar la divertida mirada de cierto castaño. Se habría contenido de llevar a cabo aquel gesto natural si el número de invitados presentes en ese instante fuera elevado, no obstante, es todavía temprano para la presentación del resto de conocidos.

Cuando el cumpleañero obtiene problemas al momento de desenvolver la segunda capa de papel decorativo, Park decide estudiar el lugar con una rápida y sutil mirada. El salón alquilado gracias a los esfuerzos de la Señora Kang —y quizás también una buena ayuda de su hijo mayor— se encuentra lejos de ser absurdamente inmenso; posee el suficiente tamaño para que una reunión pueda ser llevada a cabo sin que el espacio sea una preocupación constante. La decoración aún no es la característica que más destaca, pero parece ser un detalle del que tampoco debe alarmarse nadie.

Alza una ceja con curiosidad cuando, en medio de su silencioso análisis, se encuentra con una imagen peculiar en la punta más alejada de la estancia. Mingi y Wooyoung se hallan también presentes, lo cual no es una verdadera noticia reveladora, pues Yeosang le advirtió con anterioridad sobre la temporal asistencia de sus amigos, además de las desagradables miradas que probablemente recibiría por parte del más bajo entre el par mencionado. Debe contener una risa cuando el globo que Song sostiene cuidadosamente es explotado por quien acompaña al muchacho. Regresa su mirada al emocionado Jeongin mientras algunas carcajadas perfectamente reconocibles se oyen a lo lejos. Al igual que él, aquellos dos se encuentran allí para ayudar de alguna forma en las últimas preparaciones. Claro que poseen su cuestionable y caótico método de trabajo, pero de alguna manera este parece funcionar, por lo que nadie decide alterarse demasiado al cruzarlos.

— ¡Gracias, Seonghwa!— habla el niño una vez posee en sus manos el pequeño peluche de felpa que Park decidió regalarle, libre de cualquier tipo de envoltura molesta.

Quizás el infantil papel decorativo que se esforzó en conseguir se encuentra desprolijo sobre el suelo, pero este detalle realmente no irrita en la más vaga medida al castaño. De hecho, se siente extremadamente satisfecho con su persona cuando el cumpleañero le dedica sonrisa desbordante de agradecimiento, demasiado para lo que se esperaría de un niño. Es tanta su realización personal que no se molesta ni un poco en el momento en que Jeongin, sin titubeos o discreción alguna, lo obliga a sostener el suave juguete entre sus manos, únicamente para correr en dirección a los dulces recientemente colocados sobre una de la mesa más cercana.

𝐈𝐍𝐒𝐈𝐃𝐈𝐎𝐔𝐒𝐋𝐘 | seongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora