Donde tus perversiones darán vida, desde el ship más común hasta el ship que quizá nunca se imaginaron.
AVISO: FALTAS ORTOGRAFÍA Y NARRACIÓN A MEDIAS. (AÚN FALTA CHECAR LOS ESCRITOS PARA ARREGLAR ESE TEMITA. ALGÚN DÍA ME TOMARÉ EL TIEMPO JAJAJA)
Hij...
Hola, diablitos. Este es el tercer y último Shot de esta pequeña secuela. Narrado por mí y por un Sesshomaru más maduro. Pegándonos un poco a la realidad que quizá debió pasar si nos trasladamos más a la trama sangrienta y dolorosa que se vivía en esos tiempos en el antiguo Japón.
La verdad no será algo fuerte, pero nos haremos una idea. La realidad tanto como la ficción son igual de dolorosas cuando se lo proponen.
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Un relato de amor
Tras un último desgarrador grito que atormentaba al poderoso Lord de las tierras del Oeste, una de las parteras salió a dar la noticia tan esperada. De inmediato el peliplata se paró con una expresión de alegría y entusiasmo, pero su cara se descompuso cuando la partera se paró en la puerta con una expresión no tan alegre
–Es una cachorra—
El bebé estaba bien, eso era bueno—la Lady...—
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Estaba echado de costado junto a ella luego de que la limpiaron y asearon. Había entrado a verla, la pequeña que puso de nombre Rin como la mujer que amaba, estaba con Irasue, en la habitación asignada para la pequeña. Una pequeña bebe extrañamente Yõkai pura, de sangre demoníaca pura. Sesshomaru y su madre se llevaron gran sorpresa al darse cuenta de ese detalle, una niña nacida de una humana emparejada con un yokai era completamente de sangre demoníaca.
–Ocurre en raros casos—le había dicho su madre con esa mirada tan frívola de siempre, pero que al ver a la pequeña... esa expresión cambió a una muy dulce. Una mirada que Sesshomaru había visto cuando era más pequeño, pero fue hace tantos años que ya lo había olvidado, una mirada que trasmitía amor.
–Tómala—le dijo Sesshomaru que la cargaba. La elegante yokai quedó confundida—es tu nieta. Convive con ella—Ella sonrió, no con arrogancia, sino con alegría
– ¿Cómo se llama?—
–Rin—sonrió nuevamente. Tomó a la criatura para cargarla delicadamente. Una cachorra de cabellos marrones claros como los de Rin, sus pequeños ojos que se abrieron por unos instantes a medias, ojos chocolate como los de su madre. Era una pequeña figura de su madre. Lo único heredado de su padre era la sangre pura de un demonio—llévala a su habitación—suspiró viendo a la pequeña—me quedaré con Rin—giró a ver la cama donde reposaba su mujer. Su madre asintió y salió de la gran habitación del Lord del Oeste rumbo al de la pequeña, conducida por un agradable olor a flores.
Y ahí estaba, a mitad de la noche, dos días después del parto, acariciando el rostro de su amada. Parecía un ángel, un delicado ángel que llego a su vida para darle paz, felicidad, enseñarle lo que era el... Amor.
