Donde tus perversiones darán vida, desde el ship más común hasta el ship que quizá nunca se imaginaron.
AVISO: FALTAS ORTOGRAFÍA Y NARRACIÓN A MEDIAS. (AÚN FALTA CHECAR LOS ESCRITOS PARA ARREGLAR ESE TEMITA. ALGÚN DÍA ME TOMARÉ EL TIEMPO JAJAJA)
Hij...
Hola, diablitos. Aquí les dejo el capítulo 8. Una vez más nos envolveremos en los líos que Kagome se crea, pero siempre acompañada de su mejor amigo, que la apoya por más idiota que sea.
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¿Y QUIÉNLOS MATÓ?
Capítulo 8:
Era realmente incómodo, menos para Inuyasha, que no hacía más que jugar "pou" en su celular.
Kikyo bien agarrada del brazo del moreno justo en el asiento del frente de Kagome.
—al menos finjamos ser felices—bufó la azabache viendo a Inuyasha como idiota jugando en su celular. Aun así el peliplata siguió. Ni la había escuchado. Sintió un pillizcon en su abdomen. No gritó pero si se movió dolorido—dije que finjamos ser felices—lo regañó—ya apaga tu celular, en unos minutos despegaremos—
Inuyasha hiso una mueca de molestia sobándose la parte dolida con la mano izquierda mientras con la otra guardaba el celular en su bolsillo—te amo—habló el ojidorado algo fuerte para que la pareja de adelante los escuchara.
Todos estaban locos.
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Tras horas de viaje, el avión descendió llegando al destino de las parejas. Era de noche y el clima era muy agradable. Kikyo jaló a su prima para empezar a tomarse selfie. Inuyasha respiró profundamente para luego observar todo a su alrededor, y el moreno se mantenía en silencio con la cara de pocos amigos—Bank cariño. Tomemos un taxi rumbo al hotel donde nos hospedaremos. Dale la dirección a los chicos para que vayan tras nosotros—Kikyo, siempre tan alegre, una alegría que Jakotsu, el primo de Bankotsu, aborrecía completamente.
– ¿Por qué te vas a casar con la niña fresa? ¿Acaso no ves su estúpida sonrisa? Mejor está Kag—Eso fue lo que dijo Jakotsu dos meses atrás cuando Bankotsu presentó a Kikyo como su prometida frente a su familia. Ni Renkotsu y Suikotsu entendían.
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–Bankotsu me mira de mala cara—dijo Inuyasha sentado al lado de Kagome en el taxi rumbo al hotel.
–lo sé—
–Pilla—sonrió viendo el celular— ¡¡NO!! ¡¡Maldita papa!! ¡¡No te caigas!!—gritó moviendo su celular mientras la pequeña papita del juego caía con un raro gritito al vacío, haciendo reír a Kagome.
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– ¿Por qué tan serio, cariño?—preguntó de lo más feliz.
–Por nada—miró hacia la ventana a ver las iluminantes calles.
Kikyo no conocía del todo a Bankotsu, así que no sabía cuándo mentía o cuándo decía la verdad. Ni su comida favorita, que le gustaba hacer, cuántos hijos quería tener, etc. Pero lo conocía lo suficientemente como para saber cuándo estaba más serio de lo normal.
