Donde tus perversiones darán vida, desde el ship más común hasta el ship que quizá nunca se imaginaron.
AVISO: FALTAS ORTOGRAFÍA Y NARRACIÓN A MEDIAS. (AÚN FALTA CHECAR LOS ESCRITOS PARA ARREGLAR ESE TEMITA. ALGÚN DÍA ME TOMARÉ EL TIEMPO JAJAJA)
Hij...
Suataret guiaba a los Higurashi hacia el enorme mar que estaba en el mundo de los dioses. Como siempre iban invadidos de la oscuridad, Suataret era lo único que brillaba, para desgracia de Kagome, Suataret estaba coqueteando con su hermano al igual que lo hizo con Inuyasha la vez pasada. Antes de llegar al final del portal se podían escuchar el sonido de las olas chocando contra las rocas, el sonido de la brisa del mar que incluso llegaba a ellos acariciando sus rostros.
Estaban en el templo que anunciaba uno de los límites de los dominios de sus padre.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
–Nos vemos—y antes de irse, sonrió coqueta acariciando el brazo de Sota.
Kagome rodó los ojos observándolos, Rin solo se carcajeó—no te rías. Te apuesto que si hubiera coqueteado a Sesshomaru y no a Inuyasha aquella vez, tú la hubiera matado—bufó Kagome cruzada de brazos.
Rin dejó de reír para pensar lo que dijo su hermana menor—cierto—respondió haciendo que esta vez la que se ría sea Kagome.
Bajaron en una playa llena de hermosa vegetación y vista marina. No había nadie mas que ellos. Los tres se pararon en la arena observando como se cerraba el portal—no hay marcha atrás—Sota soltó un suspiro.
Volvieron a observar el mar. La agradable brisa de medio día los acarició, como si pidiera perdón, eso les recordó a Kagura.
Los tres se pararon en tres puntos diferentes, a 15 metros de distancia uno del otro. Sota estaba en medio. Empezaron a elevarse en los aires transformando en dioses absolutos. Kagome envuelta en una luz verde, Sota era un intenso violeta y Rin en una naranja. Esta vez sus transformaciones eran distintas. Los trajes confeccionados para la ocasión y por su mismo padre se hacían presentes. Una especie de armadura de plata brillante los vistió. Sota como todo un guerrero de mar. Rin llevaba si báculo en mano, Sota y Kagome llevaban su arco y flecha en sus espaldas. Aunque esas armaduras no eran nada comparadas con sus armaduras de guerra.
–cuánto tiempo sin usar una armadura—Rin se admiraba.
–ya extrañaba usar uno de estos. Aunque me gusta más mi armadura original—Kagome se movió un poco buscando más comodidad.
–por mi parte, al igual que Rin, estoy usando una armadura luego de mucho tiempo—habló Sota.
–Rin es chica vestidos elegantes y tú el de los trajes finos—comentó Kagome a modo de burla.
Rin era de esas diosas "suaves" en el vestir, pero al pelear era igual que su hermana, pero Kagome en el vestir y pelear era la misma cosa, a pesar de ser la diosa del amor su pasatiempo era entrenar, pelear, masacrar a su oponente.
Sota no era tanto de combates, él solo se encargaba del rumbo y la naturaleza del amor, pero cuando lo intentaba, era bueno en las armas.
Los tres volvieron a acercarse— ¿Listas?—preguntó Sota, sus hermanas asintieron. Los tres juntaron sus manos, el mar comenzó a moverse violentamente.
