Donde tus perversiones darán vida, desde el ship más común hasta el ship que quizá nunca se imaginaron.
AVISO: FALTAS ORTOGRAFÍA Y NARRACIÓN A MEDIAS. (AÚN FALTA CHECAR LOS ESCRITOS PARA ARREGLAR ESE TEMITA. ALGÚN DÍA ME TOMARÉ EL TIEMPO JAJAJA)
Hij...
Nos leemos luego de mucho. Y es que andaba atareada y ahora que ando libre, estoy volviendo a escribir, para este fandom, y preparando otros escritos para otros fandom, que espero subir pronto si no tengo contratiempos.
Los dejo con estos Shots picantes y suaves al mismo tiempo, un perfecto SesshRin.
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Sesshomaru simplemente llegó al lugar.
La aldea vecina junto a otras dos aldeas, estaban realizando una gran festividad, en donde venderían e intercambiarían algunas cosas entre ellos.
Una feria a lo grande, que a Kagome le recordaba a sus momentos en su mundo. Después de todo la idea de la feria salió de Kagome, y tanto ella como su esposo eran bastante queridos por la aldea y aldeas vecinas, que decidieron organizar aquello para la dulce señorita Kagome, además de hacer algo por la economía.
Al llegar, comenzó a ojear todo a su alrededor, fácilmente llamando la atención. Y cómo no mirar al Lord de las tierras del Oeste.
El conocido sanguinario que ya no era muy sanguinario, bueno, un poco menos gracias a Rin.
Si bien era un demonio y causaba aún algo de terror, era imposible no admirar la belleza deslumbrante y el aura intensa que emanaba de él.
La gente aún le temía, pero estaban más acostumbrados a su presencia, además gracias a eso, muchos yokais, de rangos bajos, habían dejado de molestar.
Sesshomaru no se esforzaba por caerle bien a nadie, pero parecía caerles extrañamente bien a todos, además, la mujercita dominante que lo rodeaba era amada por todo el mundo. La dulce Rin era simplemente una obra divina. Y esa mujercita dominante se volvía el ser más dulce del mundo estando al lado del daiyokai.
Jaken se encontraba comiendo en uno de los puestos, ese día se sentía extrañamente contento.
El Lord caminó por los alrededores, siendo saludado por la gente presente de los pueblos participantes, y su forma de responder el saludo, era una simple y sencilla mirada, y los pueblerinos lo sabían y entendían, era lo divertido, que con el tiempo aprendieron a descifrar ese silencio, pero ahí no había nadie mejor que Rin.
Y no pasaron ni cinco minutos, cuando pudo oler a Inuyasha, quien llegaba solo, siendo saludado y recibiendo el cariño de algunos niños que veían "Al señor Inuyasha" como una especie de héroe al que admirar y no temer.
Ambos dorados se cruzaron a lo lejos, Inuyasha en medio de aquello extraño, atinó a sonreír de lado, haciendo que Sesshomaru se cuestionara el porqué de su actitud tan risueña, el porqué de esa sonrisita extraña. Y además ¿Por qué llegó solo?
