HISTORIA: GRITOS DE GUERRA (CAPÍTULO 13)

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–Antes de lo que me pidan algo, necesitamos hablar—caminó hacia la sala del trono mientras las hermanas levantaban e intentaban mantenerse estables, y lo siguieron—así que el padre de ambas, y yo, seremos consuegros—Rin y Kagome tenían el alma petrificada. No esperaban que fuera tan directo y lo tomara tan bien—dime, Kagome. ¿Al fin decidiste ver a tu madre después de casi 5 siglos? ¿Después de ese problema?—

Kagome bajó la mirada, respiró profundo, tragó saliva y volvió a mirar al gran peliplata que caminaba frente a ellas—sí, señor—

Inu No Taisho sabía que ella no lo hacía por voluntad propia, de seguro la "angelical" Rin, la estaba obligando—Solo vas por tus poderes, ¿verdad?—Kagome asintió—lo de ustedes no se arreglará nunca. ¿Entonces como es que convives con Kikyo pero no puedes perdonar a tu madre?—Kagome se mordió la lengua ya que en ese momento tenía ganas de gritarle a Inu No Taisho por meter ese tema. Pero lo que su señor quería, era provocarla, para rebelar su ira y que pudiera estabilizarse un poco.

–Kikyo y yo solo convivimos, pero eso no significa que nos llevemos bien. Y mi madre es otro caso distinto—aclaro la menor.

–entiendo. Entiendo que pienses que no tienen perdón—suspiró—sufrí algo parecido con mi padre, el titán Cronos, ya lo saben—Kagome asintió—no es necesario que me pidas permiso para abrir el portal. Heceta y Circe las ayudarán a abrir ese portal—sonrió. Llegaron a la sala del trono, y tomaron asiento en los mismos lugares que tuvieron en todos esos años—debo decirles que no es culpa de ustedes. De por sí ya estaban débiles al caer en un mundo de energía diferente, ni siquiera otros dioses hubieran podido evitarlo, pero podían estar controlando a mis hijos, pero sin embargo, cuando decidiste salvar a mi hijo menor—miró a Kagome—te debilitaste aún más y debilitaste a tu hermana. Eso te lo agradezco, Kagome. Pero sabes cómo funcionan las cosas, incluso ahora mis hijos están solos, con Jaken, y si se salen de control justo ahora, todo será una desgracia—se sobó los sienes—mejor no hagamos esto largo. Síganme—se paró de su trono y salió de la enorme sala dejando a Kirara sola. Caminaron por los enormes y largos pasillos. Salieron a una especie de jardín libre en el centro de todo— ¿Cómo está Jaken?—

–Por lo visto demasiado bien—respondió Rin con una sonrisa—pensamos que se había muerto en la antigua batalla, pero nos contó que usted lo mandó junto a Myoga. Y no reencarnó como un "señor o anciano cascarrabias", es todo un hombre, muy simpático. Se encargó muy bien de la protección de sus hijos. Myoga se tomó enserio la vida de los humanos y es algo que llaman "empresario exitoso", lo hizo todo para darle una buena vida a sus hijos—

–aprovecharon la situación en la que los puse. Eso me hace saber que todo esta bien ¿Cómo van sus relaciones con mis hijos que ya no son niñas?—

En ese momento Rin se puso de mil colores—bien—fingió distraerse mirando el cielo azul.

–Es un buen chico—respondió Kagome refiriéndose a Inuyasha.

–Lo sé. Aunque aún es raro que mis niñas se hayan vuelto niños—siguieron caminando por unos callejones que más parecían un ciudad, el olimpo era enorme, y bello—quise reemplazarlas, pero Akago no me dejó, y luego la conclusión de el cambio de ambiente, lo que les dije—llegaron a otro salón. Inu No Taisho abrió la puerta y frente a el estaban Circe, Heceto, Iris (en la mitología griega era la diosa de los colores o arco iris). Estaban sentadas en un sillón charlando, al ver a su señor y a las diosas hermanas, se pararon para hacer reverencia—Heceto y Circe, necesito que habrán un portal al mundo de los dioses—Ambas diosas asintieron y siguieron a Inu No después de despedir a Iris.

Fueron nuevamente al centro del olimpo—señor—intervino Rin—antes de que ordene algo—

–Tienen una petición—dijo una voz. Todos voltearon y hay estaba el sexy y sensual Jaken. Heceto y Circe quedaron con la boca abierta, y ni qué decir de Inu No Taisho, sus expresiones reflejaban todo. Lo habían visto por el espejo hace poco cuando las hermanas bajaron, pero verlo en directo era distinto—señor Inu No Taisho—se acercó para hacer reverencia—Heceto, Circe—saludó—señor Inu No Taisho, sus hijos quieren acompañar a la diosa del amor y a la diosa de la armonía en su viaje. Señor por favor diga que sí, o si no me matan, estaban torturándome allí abajo—se sobó el cuello—acaban de obligarme a venir hasta aquí, sin importarles quedarse en riesgo por unos minutos—

Inuyasha: Historias y One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora