HISTORIA: GRITOS DE GUERRA (CAPÍTULO 10)

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Como ya se habrán dado cuenta, algunos dioses y titanes mantienen sus nombres y la nominación original de las historias, y no cambiaran, mientras otros serán modificados para historia.

Aquí cerramos un "arco", llamémoslo así, ya que en el siguiente capítulo acompañaremos a estas almas a un viaje nada agradable.

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10

–Kohaku—habló una voz detrás del chico que venía caminando por un callejón oscuro de la calles. Debido a que su carro se descompuso y no tenía batería para llamar a alguien que lo recogiera mientras regresaba de ver a unos amigos, optó por caminar. Muy mala idea. Kohaku volteó asustado a ver quien lo llamaba, pero no había nadie, absolutamente nadie—Kohaku—volvieron a llamarlo.

– ¿Quién anda ahí?—preguntó sacando toda su valentía. Se quedó mirando a todos lados buscando de donde provenía esa voz.

–Kohaku, dime ¿Hay algo que quieras?—

– ¿EH? ¿Quién eres? ¿¡Por qué preguntas estupideces!?—gritó mirando a su oscuro alrededor. De pronto comenzó a llover. Se veía venir, ya que el cielo se prendía y apagaba. Kohaku sintió una sensación extraña en su espalda. Como si alguien estuviera justo a sus espaldas. Giró lentamente y frente a él, pudo ver a un joven, de cabello lila y una vestimenta rara de un color blanco y unos botones de colores amarillos y azules—tranquilo—sonrió con malicia. Agarró a Kohaku de los brazos y le soltó una gran descarga. Un grito se escuchó en toda esa parte de la cuidad unido a los truenos.

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Rin levantó agitada con la mano en su pecho, tenía una extraña sensación. Estaba sudando. Se sobresaltó al ver que su ventana se habría de golpe. Eran los fuertes vientos de la lluvia. 

Miró la hora y era las 2:37 de la madrugada. Había sido un día agotador, debido a la venganza hacia los Taisho. Se paró y fue a cerrar la enorme ventana del balcón. La habitación estaba oscura, su luz estaba apagada. Cuando se echó nuevamente, aún cerrada la ventana, el destello del cielo hiso brillar toda la habitación. Rin no encontraba sueño, algo le decía que nada andaba bien, miró hacia el techo y cuando un rayo volvió a hacer brillar el cielo junto a la fuerte lluvia, la habitación se iluminó y frente a ella vio claramente a Kohaku parado a la piecera de la cama observándola con una mirada algo vacía, cuando esa luz del cielo desapareció y nuevamente volvió a alumbrar no había nadie en la habitación. 

Rin era una de esas chicas, dulces y amables, valientes, pero por alguna razón sintió miedo, mucho miedo. Salió de su cama y habitación como alma que lleva el viento.

Corrió hacia la habitación de Sesshomaru, tan rápida fue su reacción que entró sin tocar la puerta. Sesshomaru no estaba en su cama, eso lo podía ver aún sin la luz. Las ventanas hacia el balcón estaban abiertas, así que temerosa, Rin entró lentamente, y caminó hacia el balcón, al llegar no había nadie, solo la lluvia que caía fuerte y los truenos.

Cuando de repente unas manos le sujetaron el hombro— ¡¡ah!!—gritó como loca. La mano le tapó la boca y le susurró pegándose a su oído.

–Tranquila, Rin. Soy yo—esa voz... Esa voz era de Sesshomaru— ¿Qué pasa Rin? ¿Qué haces en mi habitación a estas horas?—preguntó.

–Yo... Sesshomaru algo anda mal, tengo una rara sensación. Creó que se trata de Kohaku—

–yo también lo siento. Hace unos momentos creí verlo parado al final de mi cama mirándome— suspiró—no pude dormir, luego fui al baño y te encontré aquí—

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