Capitulo: 32

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El frío se impregnaba en mi piel, di un sorbo a mi café, dejando escapar el vapor que emitía. Me gustaba caminar por el centro de la ciudad durante la noche, siempre me relajaba y ayudaba aclarar mis pensamientos, últimamente la idea de regresar a mí país no desaparecía, hacía tiempo que deje de sentirme comoda con la lejanía de mís padres y seres querido, si bien hice buenos amigos que me ayudaban a sentirme bien acompañada, extrañaba ver todos los días a mis padres. Kath y Nath me dijeron que me apoyarían si decidía volver con la condición de que de ves en cuando viniera a visitarlas y las recibiera en casa cuando quisieran visitarme. Sé que no les agrado la idea, pero la aceptaban si era lo que quería hacer. A veces me gustaría que inventaran una maquina teletransportadora o que las distancias no fuesen tan lejanas, así no tendría de que preocuparme. Me detuve en una banquita debajo de un árbol, cerca se encontraba una anciana con lo que parecía ser uno de sus nietos, la escena me trajo recuerdos llenándome aun más de nostalgia. "Volver a casa al terminar el año" Era la idea que más cobraba fuerza, a pesar de que ya había planeado hacer mi vida aquí, quien diría que cambiaría de opinión más rápido de lo esperado, por otro lado, Thomas quería hablar conmigo, aunque siendo sincera, no quería escuchar nada de lo que tuviera que decir, aun así, lo cite justamente en el lugar donde me encontraba ahora mismo, aunque una hora más tarde, para dejarme despejar mis dudas, entonces su voz me saco de mis pensamientos.

—Hola. —Hablo tímidamente.
—Hola. —Respondi tranquila.
—Te vez muy linda.
—Gracias.

El silencio se hizo presente, rasco su nuca, dio un par de pasos hasta quedar a un lado de mi, haciendo una seña pidiendo si podía sentarse, asenti, sin problema. Al acomodarse agacho la mirada, no iba a presionarlo para hablar, pero sólo soltó un suspiro y observó un punto fijo sin importancia. Alce una ceja, sino pensaba decir nada, me iría, tampoco es cómo que yo tuviera algo que decirle, entonces volteo a verme, sus ojos se notaban cansados, cómo si todo el día hubiera estado detrás de computador.

—¿Como te esta yendo en tu trabajo? ¿Te sientes agusto? —Su intento de charla casual no iba a funcionar.

—Thomas, ve al grano, ¿Para que querías verme? —Volvi a dar un trago a mi café.

—Te extraño. Quiero decirte que me arrepiento todos los días, y que debí buscar otra manera de resolver las cosas. —Lo detuve antes de que continuara.

—Jamas te culpare por lo que estas haciendo, agarraste una gran responsabilidad y lo entiendo, en ese aspecto estamos bien, simplemente deteste la manera en la que lo hiciste, ahora vienes a querer enmendar un error que pudiste evitar...

—Exacatamente, pude evitarlo, y no lo hice, por eso me arrepiento. No espero que volvamos a lo que teníamos antes, es sólo que quiero estar en paz, y saber si ¿podemos ser amigos?

Solté un suspiro, no me costaba nada perdonarlo si no buscaba nada más, así que accedi. —Esta bien, podemos ser amigos, pero no esperes nada más.

—Perfecto, es todo lo que necesito. Y cómo te hice venir hasta aquí, dejame invitarte a cenar, es lo menos que puedo hacer para agradecerte que te presentaras y no me dejaras plantado. —Dude un poco, pero accedí, ya estaba aquí.

Me indicó que lo siguiera y eso hice, no quería un silencio incómodo y le pregunte sobre su trabajo, supongo que el tampoco quería otro silencio, así que comenzó a contarme casi cada aspecto con detalle y calma, cómo tratando de que el tiempo fluyera; me conto cómo los primeros meses fueron una tortura, tenía muy poco tiempo para el, a veces dormirá en la oficina, incluso mando acondicionar un baño privado para su uso personal en el cual tomaba duchas para no perder tiempo en ir a casa, pero todo cambio el día en el que decidió abrir negociaciones para ceder la mitad de la empresa a dos grandes inversores, cosa que su padre estaba en desacuerdo, pero al presentarle las proyecciones, decidio confiar, aunque el lo hizo para liberarse de trabajo, y al parece estaba funcionando, podía tomarse días libres. Era evidente que lo necesitaba, ya le estaban saliendo canas y se veía muy mayor para la edad que tenemos, algunas ojeras aun no desaparecían. También me contó que uno de sus socios le ofreció presentarle a su hija con el pretexto de que harían buena pareja, claramente ese socio quería asegurarse más en la empresa, siempre he odiado a esas personas que usan a sus hijos cómo moneda de cambio y negocio, tristemente es algo que al menos por muchos años dudó que cambie. Llegamos a un restaurante bastante lujoso, yo me quede boquiabierta, este tipo pensaba que yo tambien era rica cómo el, rápidamente me negue a entrar, no quería que gastara tanto dinero en una simple cena, además tampoco quería sentirme obligada hacerlo. Alzo una ceja, me observó curioso, entonces entendió mi negativa, se disculpó y me dijo que mejor yo indicara a que lugar ir.
Al parecer suele frecuentar este tipo de lugares y me trajo en automático.

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⏰ Última actualización: Apr 28 ⏰

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