Capitulo: 3

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La vida es tan monótona, tan pasajera, cuando eres un niño, no te preocupas por nada, vives tu vida divirtiéndote, haciendo berrinche por que no te compraron aquel juguete, porque te prohibían comer dulces antes de la comida, esas cosas eran las únicas preocupaciones. Con el tiempo las cosas cambian, tú cambias, tus preocupaciones igual, entonces un día te ves al espejo, observas aquellas ojeras provocadas por no dormir bien, por el estrés de la escuela, el trabajo, por sentir que no logras nada, muchas veces he visto a jóvenes que con tan solo 20 años, ya tienen la vida resuelta, quienes no se preocupan por nada y a lo mucho, su máxima preocupación puede ser que camisa llevar a una fiesta, en cambio, uno tiene que luchar, preocuparse por si tu tarea estará bien, si en el trabajo estas a la altura de lo que esperan tus jefes, si el dinero que aportas a la casa es suficiente, en mi caso, sé que el dinero no es suficiente, mamá tiene que costearse sus tratamientos y con lo que gana ella y gano yo, apenas y alcanza, desde que le diagnosticaron aquel tumor, pienso que un día despertaré y mi madre estará ahí; en su cama, sin despertar, aparentando estar dormida, entonces me acerco y veo que está muerta. Cada día, me atormenta aquel pensamiento, entonces dejo de verme al espejo, voy al baño, lavo mis dientes, arreglo mi cabello, cambio mi ropa, salgo de casa y regreso a la misma rutina de siempre, dando lo mejor de mí, manteniendo mi postura para no preocupar a mi madre, me siento inseguro, me siento inútil, pero sé que no puedo rendirme, ¿Que diría mi madre? Ella que me ha sacado adelante sola, ella que da todo por mí, por ella, para seguir, sin rendirse, sin titubear, la admiró por ello y por ella no me dejare vencer.

Las semanas pasan como si fuesen días, he faltado algunas clases con permiso de la escuela, no soy irresponsable, el director conoce mi situación y así algunos maestros, por esa razón puedo ausentarme sin problema, con la única condición de repasar los temas y entregar los trabajos que me asignan, mis amigos aún no saben lo que sucede en mi vida y no tienen por qué saberlo, es mejor así, no hay necesidad de que lo sepan, cada hora libre, me abordaban preguntando sí estoy bien, sí pueden ayudarme, la realidad es que no, llegó un punto en el que dejaron de insistir, sin estar, estaban ahí, incluso Rocío, a pesar de todo, un día se acercó, no me permitió hablar, ella simplemente dijo; "No sé qué pasa en tu vida, no sé porque actúas así, debería odiarte por tener esa actitud, pero lo cierto es que no sé nada de ti, sólo quiero decirte que estaré aquí para ti" después de eso, me dio un beso en la mejilla y se fue, desde entonces la única interacción que tenemos es saludarnos en los pasillos.
En el trabajo nadie se interesa por mí, simplemente hago mis tareas, y no hay ningún problema, eso me facilita las cosas, no tengo interés en contarles sobre mi vida, principalmente porque nadie de ese lugar es cercano a mí, ni siquiera tengo amigos, entonces llega la hora de salida, voy a casa, mi madre está internada desde hace algunos días por estudios y aplicación de su tratamiento, quieren tenerla vigilada, eso significa que estoy solo en casa, hago mis deberes, aseo la casa, entro a la ducha, cuando me permiten visitarla, voy. Todo parece ir bien, pero nunca se sabe.

Otro día se hace presente, es domingo y puedo ver a mamá, he querido dejar toda la casa limpia, sino lo hiciera, mi madre se enojaría conmigo, también me encargo de terminar las tareas que aun tenía pendientes, cuando término, me voy a la ducha, aun con las dudas, dejo que las cosas sigan, me arreglo lo mejor que puedo, tratando de verme lo más decente posible, olvido afeitarme, aunque mi madre me diga que la barba me hace ver más maduró, a mí me fastidia, pero ya no tengo tiempo, salgo de casa en mi bicicleta y voy al hospital, nunca me han gustado los hospitales, me hacen sentir incómodo, además de que son lugares deprimentes, o al menos para mí. Ya ni siquiera pregunto en recepción, solo entró y me apunto en la lista de visitantes, las enfermeras me saludan con normalidad, voy a la habitación de mamá, esperó unos segundos tratando de mentalizarme para verla, cuando estoy listo, entro y la veo ahí acostada, pálida, con algunos aparatos en su cuerpo, puedo ver cómo está perdiendo peso, ya que se le puede ver más delgada, incluso es notable como pierde cabello, algo normal en las quimioterapias, y sin embargo, siempre está sonriendo, no sé si lo hace para que no me preocupe, no quiero pensar en eso, pero término haciéndolo.

Caminos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora