Capitulo: 22

11 1 0
                                        

Desperté cómo cualquier mañana, mis cabellos amanecían enredados, mis ojos no querían abrirse, deseaba seguir durmiendo pero era imposible. Mi cuerpo se quedo estático en la misma posición, mi vista se centraba en un punto fijo sin importancia, unos instantes después logre obtener la energía necesaria para salir de la cama, avance en dirección al baño para asearme un poco, regrese a la habitación para vestirme, desde que comencé a preparar la ropa del día siguiente una noche antes mis mañanas resultaban menos tediosas y ahorraba bastante tiempo. Tan sólo una hora tarde en estar completamente lista, salí a la calle, asegure la puerta, ahora sólo tenia que tomar el bus que me dejaría en mi destino, una rutina ya establecida.
Al llegar Katherine y Nathalia se acercaron rápidamente, desde que llegue a este lugar ambas se volvieron importantes para mi, me han ayudado en todo logrando que mi adaptación sea más rápida, aunque aún no termino de acostumbrarme; Katherine es una chica de 1.70m cabello cobrizo y piel morena, no le gusta usar ropa pegada, así que siempre anda vistiendo sudaras o camisas bastante holgadas, pero es bastante atractiva con su estilo, por otro lado Nathalia disfruta vestir a la moda, su piel es casi tan blanca cómo la nieve, su cabello castaño oscuro, y tiene unos ojos color miel que te derriten, en cuestión de gustos son bastante diferentes, pero se llevan tan bien que es imposible no dudar de su amistad, siendo que incluso son mejores amigas.

—Te dije que me esperaras, pero nunca me haces caso. —Hablo la castaña.

—Ya te dije que lo siento, no fue mi intensión, además te estabas tardando. —La morena trato de restarle importancia.

No sé de que estaban hablando, yo no estaba metida en su platica, aunque sabia que tarde o temprano me vería involucrada, cosa que no quería.

—Rocio, ¿Verdad que debió esperarme? —Y ahí fue el momento en el que termino mi paz interior.

—Estas loca, si te hubiera esperado tal vez no tendría mi autógrafo. —Kath se defendió.

—No quiero estar en una de sus peleas, siempre termino resolviéndolo, tienen que hacerlo ustedes sin mi ayuda. —Me levante con el pretexto de necesitar ir al baño.

Tenia 5 minutos antes de que iniciara la clase y yo iba rumbo al baño sin siquiera tener ganas. Durante el trayecto no iba poniendo atención a mi alrededor, por alguna extraña razón me sentía bastante cansada, eso provocó que mis sentidos estuviesen casi apagados, entonces desperte al impactar con algo, o mejor dicho; con alguien. Rápidamente me disculpe con esa persona, no me detuve a ver su rostro, simplemente seguí mi camino. Al llegar al baño moje mi rostro para tratar activarme, observe mi reflejo en el espejo, trate de arreglarme nuevamente.
Las últimas semanas fueron bastante pesadas, apenas y había descansado, la mudanza era realmente complicada y más si es a otro país. Decidí regresar al salón, al salir del baño, observe a un joven bastante alto, tal vez 1.90m bastante atractivo a mi vista, entonces reconocí la pulsera en su brazo izquierdo, era el tipo con el que me había chocado hace un rato.

—Merezco una disculpa directa, ¿no crees? Ni siquiera volteaste a verme a los ojos. —Sonrio con prepotencia, pero no le di importancia, prefería evitarme problemas, además de que estaba por iniciar la clase.

—Tienes razón. —Observe sus ojos tal cómo lo quería, además le regale una de mis mejores sonrisas. —Me disculpo por haberte chocado, no debí distraerme.

Después de eso me aleje, o al menos intente hacerlo, ya que su mano me jalo justo cuando lo quería pasar de largo, sus ojos no dejaban de mirarme, me estaba sintiendo incómoda.

—Ire al grano, me pareces linda, cuando me chocaste quería preguntar tu nombre pero prácticamente huiste.

—Tenia prisa y aun la tengo, además con esa sonrisa que cargas y esa forma de actuar alejaras a las chicas, o almenos a mi. —Intente huir nuevamente, aunque esta vez con éxito, no me detuvo más, sólo me dejó ir asi como así.

Caminos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora