Capitulo: 9

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—¿Que se supone que significa eso? —Trataba de aguantar la risa, pero me era muy difícil, en cualquier momento iba a explotar, Andrea me miraba cómplice, ambos tratábamos de manejarlo como dos personas adultas y no un par de chiquillos inmaduros.

—Lo qué escucharon, no tengo porque hablar más, si van a reír, háganlo, no me interesa. —Marcos estaba "indignado" o al menos eso quería que creyéramos, pero en sus ojos se podía ver que también le daba risa recordarlo.

—Bien, somos adultos, somos personas maduras, y podemos tomarlo con seriedad. —Tras finalizar sus palabras, Andrea soltó la carcajada, yo no aguante más y la acompañe.

—Gracias por burlarse, es lo que esperaba de mis dos mejores amigos. —Marcos tampoco resistió, de igual forma soltó la carcajada, los tres reíamos, hacía tiempo que no lo hacíamos de esa forma.

Resulta que Marcos acompañó a sus padres a visitar a su abuela paterna, esta llevo a su nieto a una de sus reuniones con sus amigas, en pocas palabras quería presumirlo, algo normal en las abuelas, es como una competencia, la que tenga el nieto o nieta más exitoso y atractivo era el que ganaba, o al menos así lo veía yo, lo gracioso aquí, es que más de una señora trato de agarrarle el trasero a nuestro querido amigo, cuando lo conto, no lo podíamos creer, pero había que admitir que Marcos es un chico atractivo, no un galán de película, pero atractivo al fin de cuentas, así que dentro de lo que cabía, tenía algo de sentido que alguna abuela quisiera pasarse de lista. Guardamos la calma, el maestro había llegado, así que la clase daría inicio, comenzó por pasar lista, cada uno de los alumnos fue nombrado, después iniciamos, escuchamos atentos las indicaciones de lo que debíamos hacer, odiaba hacer análisis de empresas, debíamos revisar cada punto que se nos indicaba, así pasaron los minutos, al menos era en equipo así que no era tanto trabajo, dos compañeros se unieron a nosotros, nos repartimos los puntos, buscamos una empresa de nuestro interés y comenzamos con el trabajo.
Finalmente teníamos tiempo libre, teníamos hambre así que nos dirigimos hacia la cafetería, compramos nuestro desayuno y nos sentamos en una de las bancas disponibles, comenzamos hablar de tonterías hasta que Rocío nos interrumpió preguntó si podía sentarse con nosotros, obviamente aceptamos, hace días que no la veía con sus amigos, eso me parecía algo extraño, en una ocasión me los tope bajando las escaleras del edificio C, y ella no se encontraba con ellos, a pesar de que iban subiendo a su siguiente clase, sé que ese día no falto porque en la mañana la salude, no quería suponer nada, pero al menos yo pensaba que había pasado algo entre ellos, tal vez, una pelea o algo, la duda podía más, así que decidí preguntar, esperando no arrepentirme.

—Rocío, ¿Puedo preguntarte algo? —Sus ojos se centraron en mi y asintió con su hermosa sonrisa, por dios, me encantaba su sonrisa, y sus ojos ni se diga, ¿qué puedo decir? Ella me encanta.

—Claro, dime, ¿Qué pasa?

—Sé que es algo que no es de mi incumbencia, pero, ¿Porque no te he visto con tus amigos? —Su sonrisa se apagó, me maldije por ser tan curioso, en este momento deseaba ser el Sam de hace meses, y no haberle preguntado nada. —Lo lamento, no quería incomodarte, no tienes que responder, no estas obligada.

—Tranquilo Sam, no pasa nada, no me importa responderte eso, para no hacerte el cuento largo, discutí con Mariana, me di cuenta de que no la quiero en mi vida, Melisa y Alonso no están en esa lista, con ellos no tengo problema, pero parece que prefieren pasar tiempo con Mariana y no conmigo, aunque Meli me invito el fin de semana pasado a tomar algo, quería que Mariana y yo nos reconciliáramos, pero obviamente no paso. —Nuevamente sonrió, eso me relajo un poco, pero no me gustó la idea de pensar que ahora, ella estaba algo alejada de sus amigos por culpa de aquella chica.

—Nosotros somos tus amigos, así que no dudes en venir con nosotros cada que tengas tiempo. —Ahora sonrió alegre, agradeciendo.

—Me alegra saber que dejaste de ser tímido con Rocío, me haces sentir orgulloso, creces tan rápido. —Marcos me sonrió de manera burlona.

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