Capitulo: 19

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Quedaba poco menos de un mes para la marcha de Rocío, en el ambiente ya se sentía, por parte de sus compañeros, se notaba al ver cómo se acercaban más a ella, ya sea para charlar o invitándola a comer cómo si de verdad hubiesen sido un grupo muy unido. La mayoría conocía la relación que mantenía con Sam, en un par de ocasiones lo invitaron también, incluso en su trabajo parecía que la consentían, si bien no era tan evidente, algunas veces la dueña le invitaba algo de comer, pero por alguna razón, tanta atención comenzaba a molestarla; decidieron acercarse justo cuando estaba por marcharse lejos, pero antes de conocer la situación, no les importo para nada, claro que le hablaban, pero no cómo ahora. Ninguno de sus compañeros le caían mal, simplemente encontraba ridículo que ahora si le prestaran atención. Aquel día escolar fue un poco de lo mismo, a penas y la dejaban respirar, sí no eran sus amigos, era alguno de sus compañeros, así que comenzó a ocultarse en la parte trasera de las canchas deportivas debajo de un árbol que daba una gran sombra, rara vez alguien se presentaba en ese lugar, al estar alejado era adecuado, sólo su novio tenia conocimiento de ello, a veces la dejaba sola para que pensara en sus cosas y despejara su mente, aunque no lo pareciera, ya tenia bastante presión.
El castaño apareció al girar a un costado de las bancas de la cancha de fútbol, se acerco con algo de comida, la pelinegra yacía tumbada observando el cielo, imaginando que era una nube o un ave volando sin ataduras, ni siquiera notó la presencia de su pareja, hasta que este estuvo parado a lado de ella.

—¿Me das un masaje? —Pregunto haciendo un puchero, quería que la consintiera.

—Los que quieras. —Sonrio, para después sentarse, dejando la comida a un costado.

—Me siento famosa, ahora resulta que todos quieren pasar tiempo conmigo. —Se acomodo frente de Sam, dándole la espalda y moviendo su cabello hacia adelante.

—Es normal, te vas a marchar y difícilmente volverán a verte, quieren aprovechar el tiempo que les queda. —Comenzo a masajear la base del cuello de la pelienegra, la cual soltó un gemido de placer.

—Eso lo entiendo, pero a veces son algo fastidiosos. Ayer Alonso me compro el desayuno y había preparado algo en casa, no pude rechazarlo.

—Y me lo termine comiendo, no veo el problema. —Sintio un pellizco en su pierna derecha.

—Suenas cómo un aprovechado.

—Dejalos ser, se cansaran antes de que te des cuenta.

—Lo sé... pero sabes, el lado positivo es que descubrimos este lugar donde podemos estar solos. —No podía creer lo bueno que resultaba Sam en los masajes. —Por cierto, ¿tomaste algún curso de masajes?

—Andrea me hizo tomar uno, pero no soy tan bueno como ella.

—¿Que tanto aprendiste?

—Lo básico; masaje en cuello, hombros, espalda, piernas y pies. Aunque hay distintas maneras de dar masajes, aprendí la más común.

—No me digas eso. —Sonrio satisfecha.

—¿Porque? —Pregunto curioso por la reacción.

—Justo me duelen los pies.

—Ya que termine continuo con ellos. Por cierto, ¿Que harás esta tarde?

—No lo sé. Supongo que tarea ¿Por?

—Hoy no trabajo, ¿Te parece cenar en mi casa? Yo pasare por ti.

—Me agradaría, podemos cocinar algo entre los dos y sirve que visito a tú madre, esta semana no he ido, las tareas me consumen.

—No te preocupes por eso, ella entiende.

Cuando Sam termino de darle su masaje, fue directo al baño para lavarse, si bien no le molestaba tocarle los pies a su pareja, era antihigiénico comer después de haber dado un masaje de es tipo.
Ambos disfrutaban de la tranquilidad que les brindaba ese lugar, incluso el silencio resultaba relajante, pero lamentablemente ese momento tenia que terminar, ambos debían volver a sus clases. Se despidieron con un beso, Rocío entro a su aula, el maestro ya se encontraba en el lugar, pero la clase aun no daba inicio. Repasaban los últimos temas, por momentos el tiempo parecía pasar lento, la pelinegra sólo observaba por la ventana, pensando en que pronto tendría que despedirse, a pesar de todas las cosas lindas que pudieran decirle, en su interior tenia miedo, sentía que al alejarse, las relaciones que mantenía en la ciudad podrían verse afectadas y más las relación amorosa que mantenía con Sam. Una relación a distancia difícilmente funciona, ese tipo de cosas la tenían intranquila, además de tener que adaptarse a otra escuela donde seria difícil encajar dada su personalidad, si bien no tenia problemas con socializar, nunca había estado en un grupo donde todos se conocieran menos ella. Sacudió la cabeza esperando despejarse de aquellas ideas, no le resultaban beneficiosas.

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