Capitulo: 2

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Cada mañana es lo mismo, no podía tener un desayuno en paz, incluso en las tardes tenía estar encerrada en mi habitación con música relajante a todo volumen para poder contrarrestar un poco las discusiones entre mis padres, amaba ir a la escuela, es lo único que me aleja de los problemas en casa, no entiendo como dos adultos pueden seguir aguantándose cuando su relación está rota, la última vez que compartí un recuerdo agradable con mis padres fue a inicios de la secundaria, después de eso, tener un día tranquilo era casi imposible, cuando papá se marchaba a su trabajo, la "paz" volvía aunque sea por un rato en lo que marchaba a la universidad. Muchas veces escuche a mi madre llorar en silencio, cuando me acercaba para tratar de animarla, me decía que todo estaba bien, que solo era una pelea y ya, pero por dios, sus peleas eran todos los días, ¿cómo esperaba que me tragara su cuento? Deje de darle importancia, si mi madre quería vivir así a pesar de las miles de veces que le dije que se separara de mi padre por su bien y que yo no tenía ningún problema, que estaría para los dos porque al fin de cuentas, son mis padres y como su hija tengo que apoyarlos, sé que papá no tiene la culpa de todo, simplemente ya no hay amor y no están a gusto el uno con el otro, eso a mí me tensa, me estresa y me deprime, ¿A quién le gustaría vivir con dos padres así? A nadie, muchas veces eh pensado en marcharme de casa, el problema es que no tengo un lugar a donde ir, sé que si voy con algún familiar, me darán techo un par de días, pero pronto estarán mis padres ahí, además de que eso generaría más problemas.
Hoy no tenía ganas de nada, ni de asistir a clases, pero era preferible a quedarme en casa, mis amigas sabían cómo alegrarme, siempre con sus tonterías, en un momento dado, guardaron silencio y comenzaron a sonreír, pronto mi amiga Melisa me indico con un gesto sobre aquel chico, creó que se llama Sam, es de mi edad más o menos, sé que es algo tímido y reservado, hacía tiempo me contaron que lo cacharon observándome, no de manera morbosa, o de acoso, sino aquella mirada de ¿Te hablaré o no? Sé que es buen chico porque en más de una ocasión lo mire ayudando a las personas, no podía ser mala persona ¿O sí? Como sea, las clases iban con normalidad, las horas pasaban sin problemas, llego el momento de cambiar de edificio, tenía un rato libre antes de ir a mi siguiente clase, así que decidí ir a la cafetería, hay una regla entre mis amigos, una persona ira a comprar las cosas que pidan los demás, en esta ocasión me tocó a mí, después de recibir las peticiones y recibir el dinero, me marche, gire en el edificio G y escuche una conversación, pude ver que estaba mi amiga Andrea, hace tiempo que no salgo con ella, un día la invitare, mis ojos se centraron en aquel chico, parecía que estaban regañándole por algo, me acerque un poco más, no debería escuchar conversaciones ajenas, pero algo me decía que debía hacerlo esta vez, cuando escuche mi nombre, y me acerque lo suficiente preguntando a donde me querían invitar, los 3 se asustaron, pero pronto Andrea me explicó todo y termine aceptando. Finalmente llegue hasta mis amigos y les entregue sus cosas.

—Chicos, ¿qué haremos este fin de semana?, tengo ganas de salir a un bar. —Melisa bebió de su jugo.

—Sí, el fin de semana pasado, no nos reunimos para nada. —Mariana hizo una mueca de disgusto.

—Yo acepto, no tengo nada que hacer. —Alonso le restaba importancia, al ver que yo no decía nada, todos me observaron.

—Yo... lo siento, ya tengo planes para este viernes, pero el sábado podemos hacer algo. —Sonreí tímidamente.

—¿Como que ya tienes planes? —Dijeron los 3 al mismo tiempo.

—Sí, verán, voy a salir con Andrea y sus amigos. —Levante las manos pidiendo perdón.

—Espera... ¿Andrea no es la que se junta con Marcos y Sam? —Melisa pregunto curiosa.

—Eh, si, ella misma, la conozco desde la preparatoria, me han invitado a salir y acepte.

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