capítulo 21: así son las cosas

3.4K 322 61
                                    

〈Maratón 2/3〉

    Habían pasados varios días después de eso y Rodrick no contestaba mis mensajes. ¿Y si lo espanté? ¿Ya no querrá verme? No tengo respuestas para ello. Lo he llamado, pero nunca contesta. Intenté ser positiva, Tal vez no puede contestar... Aunque era casi imposible, no puede vivir sin su celular.

    Suspiré tratando de ignorar todo, era mi culpa por dejar que dependa tanto de él. Agarré mi skate, no quería que Amber o Charlie me llevaran a la escuela, quería estar un rato sola. Cerré la puerta y dejé la tabla en el suelo, me impulsé y comencé a andar. Tenía mucho que no la usaba, para mi, era como terapia.

    Era gracioso como las señoras me miraban, como si fuese una drogadicta loca que seguro es satánica. Sus caras de indignación al verme era realmente gracioso. El grupo de señoras de la iglesia, tenían cierto odio conmigo y porque decían que era una rebelde, y me faltaba Dios. Pero sus comentarios me hacían reír, y a veces, les seguía la corriente.

    Mi pelo iba al ritmo del viento, me hacía sentir bien. Debería hacerlo más seguido.

    Luego de unas cuadras más, llegué a la escuela. Me bajé y sentí un poco de nervios, me causaba ansiedad sentir como todos te miraban por los pasillos y no saber que hacer.

    Agaché la mirada, y fui directo a mi casillero. Para mi mala suerte, Victoria estaba al lado de éste. Había olvidado que éramos vecinas de casillero. Hice caso omiso a su presencia y abrí mi casillero como si nada.

    —Amelia —mis nervios aparecieron y un terrible dolor de estómago apareció, Sentía ganas de tremendas ganas vomitar al verla. La ignoré por completo.

—Amelia ¿Podemos hablar? —me giré hacia ella. Por su cara, tenía rasgos de cansancio, como si no hubiese dormido por días, estaba demacrada. Unas ojeras impresionantes, y más pálida que antes. Mirarla en ese estado me costó demasiado.

    —¿Qué? —respondí. Pasó las manos por su cara, y bajó la mirada.

    —Lo siento tanto ¿Bien? No quise herirte, y menos alejarte. Sólo no quería admitirlo —sus ojos se cristalizaron en segundos. No quería sentirme mal por ella, pero fue inevitable.— ¿Admitir qué? Fuiste muy cruel conmigo, entiendo que no sentías lo mismo por mi. ¿Eran necesarias esas palabras? —esta vez fui yo a quien se le aguaron los ojos, Giré bruscamente mi cara y me sequé las lágrimas.

    No quería que me viera llorar, no quería sentirme débil. Victoria comenzó a llorar.— No lo entiendes y no tengo miedo en decírtelo. Temo estar pasando lo mismo por lo que te hice. —Sus palabras fueron más confusas. ¿Qué quería decir? Se tiró a mi y comenzó a llorar en mi hombro derecho.

    Por más de que no quería, terminé acariciando su nuca intentando calmarla. Por más de que me costaba admitirlo, tenerla en mis brazos me hacía sentir bien. Por más que me doliera, aún sentía algo por ella.

    Algunas lágrimas se deslizaron por mis mejillas. Todos nos miraban de forma "disimulada" como si se tratase de un show. Cerré mi Casillero y la jalé hacia los baños de mujeres, a esta hora solían estar solos.

    Cuando entramos, cerré la puerta y claramente no había nadie.— Yo... Yo lo siento mucho.—Sus ojos parecían dos charcos de agua. Mi corazón se achicó, verla así me ponía débil.— No quería herirte, me dio miedo. —Puse mis ojos en blanco, y miré hacia los espejos.— ¿Miedo de qué? ¿Yo... —No pude terminar mi oración ya que esta me interrumpió.

    —¡Miedo de admitirlo! ¡Siento lo mismo que tu y me da miedo! —Me tensé, no sabía ni que hacer ni qué decir. Sentí mis manos más frías de lo normal. Una de las puertas del cubículo del baño se abrieron. Mierda

    Me tensé al ver a Sofia allí de pie, Nos miró serias, puedo jurar que en esos momentos mis ganas de vomitar eran tremendas. Victoria salió corriendo de allí sin antes cerrar la puerta de un portazo.

    Mis lágrimas salían con más intensidad.— ¿Estás bien? ¿Quieres hablar? Prometo no decir nada de lo que escuché. —Se acercó a mi lentamente, sonrió intentando calmarme, pero era imposible. Me estaban pasando mil cosas a la vez.

—Estoy bien, gracias por preguntarme. Por favor, no le digas nada a Rodrick. Además que no sé que ha sido de él. —Me miré al espejo, todo mi delineador estaba regado. Abrí la llave y me limpié.

    —Yo tampoco sé nada de él, quería acercarme a su casa hoy, pero me toca turno en la cafetería.

    —Tal vez vaya, y te aviso lo que me haya dicho.— Me sonrió, de su bolso sacó un paquete de toallas húmedas, y me pasó una.— Tal vez sea más fácil, a veces mi delineado se arruina y estas sirven a la perfección.

    Le sonreí en señal de agradecimiento, y la pasé alrededor de mis ojos.— Si te da tiempo, podrías acercarte a mi trabajo, estoy hasta las siete de la noche. —El timbre sonó.— Bueno, ten buen día. Espero verte por allá. —sacudió su mano y se fue del baño.

    Tomé mi bolso del suelo y me dirigí a mi salón. Hoy sería un día largo.

fuck it; rodrick heffleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora