capítulo 29: besos y problemas

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    Antes de bajarme del auto, miré por última vez a Victoria, quien estaba mirando hacia el frente. Su nariz tenía un tono rojizo, y su maquillaje se veía un poco corrido. Tomé su mano que estaba puesta en la palanca, la acaricié y nuestras miradas se juntaron.

    —Gracias, de verdad... —me sonrió, abrí la puerta del auto y antes de por fin bajarme dijo:— Buena suerte, te quiero —Le sonreí.— Igual.

    Me bajé detallando el frente de la casa de Rodrick, cerré la puerta y di pasos cortos hacia la entrada. Toqué el timbre con un poco de nervios, mi corazón latía al mil. Hoy en la escuela no lo pude ver pues no compartimos ninguna materia los lunes y además salí temprano.

    La puerta se abrió de golpe, lo que casi hace que me muera del susto. Greg estaba allí observándome con una sonrisa.— Hola Amelia. ¿Cómo estás?

    —Muy bien Greg ¿Tú? Oye ¿de casualidad está Rodrick aquí? Necesito verlo con urgencia.

    —Bien... Ah, si. Está en la cochera haciendo no sé que. Pasa

    Me dio espacio, y antes de pasar, miré para atrás, pero el auto del hermano de Victoria no seguía allí. Suspiré y sin nada más, pasé. Observé la casa que estaba perfectamente limpia y ordenada. Era extraño pensar que Rodrick vivía aquí. 

    Caminé hacia la cochera, donde se suponía que estaba Rodrick. Toqué antes de abrir. Rodrick estaba tirado en el pequeño sofá que estaba allí jugando con sus baquetas.

    —Hey —me miró— Am —se levantó y me sonrió. Abrió sus manos para darme un abrazo pero tomé por sorpresa e impregné sus labios contra los míos. Había actuado con impulsividad, no podía creer lo que había hecho.

    Nuestro beso estaba empezando a tomar más fuerza, sus manos se posaron en mi cintura y las mías en sus mejillas. Antes de que el beso se transformara en otra cosa, me separé de él.

    Este tenía una cara de asombro y confusión a la vez.— Me dijiste que podía pagarte con un beso lo del viernes, así que acá está. —hablé acabando con el silencio.

    —Wow... deberías hacerlo más seguido —sonreí. De repente, mi mente volvió a la realidad, hoy habían pasado muchas cosas y lo que más me preocupaba era Bill.— No te emociones mucho.

    —¿Yo? ¿Emocionarme? Te recuerdo que fuiste tú quien admitió que besaba bien.

    Le di un empujón hacia el sofá, haciendo que este se sentara en él e hice lo mismo.— Cierra la boca. 

    —Sólo digo —alzó los hombros lo que me hizo mirarlo de mala manera mientras este se burlaba.

    Empecé a jugar con mis dedos de manera nerviosa.— ¿Cómo has estado?

    —De la mierda, pero con lo que acaba de pasar, mejoraste todo. —y ahí de nuevo ese sentimiento extraño en mi estómago apareció lo que me hizo sonreír.— Amelia... No sé, creo que...

    Quedó en silencio haciendo que mi intriga aumentara. Fruncí el ceño y me acerqué más a él.— Habla rápido, me pones nerviosa —lo tomé por su mejilla obligándolo a mirarme.

    —N- Nada. 

    Hice una mueca.—Bien... debo contarte algo. Pero no quiero que te alteres ¿Bien?

    Asintió. Me separé de él y di un suspiro largo.— Hoy, estaba en la plaza con... —preferí no decir nada sobre eso, no era el momento— y me encontré con Bill —hice una pausa para intentar formular la manera en que le diría. Hizo un gesto en señal de que siguiera hablando.

    —Bill me dijo que... Me dijo que se va a presentar en el concurso con el nombre de la banda y me pidió que lo hiciera con él pero obviamente me negué y le insulté, pero ni me prestó atención.

    Mordí mi labio inferior por los nervios. Abrió los ojos como platos. Se levantó del sofá y comenzó a caminar de un lado a otro.

    —Mierda —repetía una y otra vez. Pasó sus manos por la cara en señal de frustración. Me sentí mal por él, la estaba pasando muy mal y no podía ayudarlo. Si fuese por mi, no le cuento nada, pero si se enteraba de que yo sabía seguramente se sentiría enojado.

    —Hijo de puta —tiró las baquetas que tenía las manos hacia el sofá pero estas rebotaron hacia el suelo haciendo un ruido estruendoso. Me levanté directo a él.

    —Rod,  con calma. Lo resolveremos lo prometo.

    —No hay forma, no la hay. Mis padres piensan que soy un fracasado y mi única oportunidad de demostrarles lo contrario se arruinó, ese idiota me acaba de quitar lo que más he cuidado en años. —lo abracé y con mi mano derecha le hice mimos en la nuca.

    —No importa lo que ellos piensen, lo volvamos a lo mismo. Bill que se joda, tienes el doble de talento que ese hijo de puta que se lucra de un chico que tiene la mitad de su edad.— lo miré— ¿Qué tan fracasado hay que ser para robarle la banda a un chico? 

    —Cálmate y pensemos con cabeza fría ¿Bien? —Hablé de nuevo. Parecía que hbía entrado en razón y volvimos a sentarnos en el sofá.— ¿Y si vamos a su casa y lo enmascaramos? —se negó.— No creo que termine bien...

fuck it; rodrick heffleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora