capítulo 35: cólicos menstruales

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    Me senté en la mesa junto a los demás. Rodrick me tomó de la mano y me rodeó con su brazo. Todos hablaban sobre Halloween puesto que mañana era el "Gran día".— Mi papá es socio de la misma empresa que el padre de Heather Hills, no creo que me deje ir a su casa —habló Victoria.

    Me acurruqué a Rodrick puesto que los cólicos menstruales me hacían retorcerme, estando a su lado me sentía mejor.

    —Aunque si podríamos ir a la fiesta que hará el grupo de Aaron, me ha invitado y me dijo que todos estaban bienvenidos —hablé yo. Todos parecieron pensarlo.

    —Es buena idea, Aaron me cae bien, compartimos varias clases. —dijo Sam, era obvio que se iban a caer bien, puesto que tienen los mismos gustos y están en el mismo "nivel social".

     —Me fío por lo que diga Sam.

    Rodrick desconfió en si aceptar mi idea, ya que luego del día que Aaron me llevó a su casa, no tiene muy claro lo que sucedió y le causa celos o eso es lo que yo veo.

    Me retorcí del dolor a lo que el pelinegro se dio cuenta.— Lia ¿necesitas una pastilla o algo? —asentí— Si, una pastilla está bien.

     Acarició mi mejilla derecha y se levantó, todos lo miraron burlón y soltaron unas carcajadas.— ¿Quién lo diría? Rodrick babeando por una chica —habló Chris a lo que siguieron riendo.

    Rodrick me miró avergonzado y me regaló una sonrisa.— Ay cállate, envidioso. —soltó. Lo abracé un rato más, hoy se había echado un perfume diferente al de siempre, pero olía muy bien. Rod no es el típico que se echa fragancias "masculinas", es más de perfumes con olores neutros que se impregnaban en mi ropa cada vez que lo abrazaba.

     Apoyé mi cara en los hombros de Sofia mientras me quejaba del dolor. «Que se jodan los putos cólicos» pensé. Me desquitaba de ellos insultando en mi cabeza como si estos se fueran a ir.

     Luego de unos minutos, Rodrick se encaminaba hacia nuestra mesa con una pastilla y una botella en la mano.— Ten, te traje tres pastillas para que te queden al rato. —dejé un pequeño besito en su mejilla y tomé las dos cosas. Abrí el agua dispuesta a tomar otro sorbo, cuando las ganas de vomitar se apoderaron de mi.

    Me levanté haciendo un ruido estruendoso con la silla y corrí a los baños, Rodrick me siguió por detrás. Abrí con desesperación la puerta azul que limitaba los baños y entré a un cubículo y comencé a vomitar.

     Intenté sostener mi cabello pero los mareos aparecieron. Sentí unas manos cálidas en mi espalda y me tomó el cabello dejándome vomitar sin miedo a ensuciar mi pelo.

    —¿Quieres que te lleve a casa? —negué. Ya mi cuerpo no tenía más que expulsar, y me senté en el suelo rendida con un sabor fatal en la boca.

    Rodrick me acarició la mejillas con sus pulgares, su tacto era tan suave que me hacía sentir más calmada.— Te traje la pastilla.

    La tomé y como pude la tragué.— Me siento mal viéndote así —se levantó del suelo, y me levantó junto a él. Me llevó a los lavamanos, me recargué sobre él con cansancio, odiaba esto. Odiaba la menstruación, lo único bueno es que Rodrick estaba cuidando de mi.

    —Basta, no tienes que preocuparte. —Rodeé mis brazos en su cuello y lo apreté como si fuese la última vez que lo abrazaría.— Deja de ser tan orgullosa por unos segundos, déjame llevarte a casa.

     —Vas a perder clases y se acercan los exámenes —me separé de él, y lo miré directo a sus ojos. Pasó sus manos mojadas por el agua del lavamanos por mi cara.— No me importa, luego me pondré al día.

    —No, no. Le prometí a tu madre a que si te dejaba participar, tenías que ganar esos exámenes —hizo una mueca de disgusto, le di una pequeña sonrisa para luego separarme de él y enjuagarme la boca.

    —Luego pensaremos en eso ¿Bien? —Me tomó del brazo sacándome de aquél baño lleno de rayones con sharpie de unos exponiendo a otros o creando rumores, era de mis lugares menos favoritos, pero cuando no tenía con quien juntarme en los recreos y almuerzo, era la mejor opción.

    Me acurruqué a Rodrick, este tenía su celular a la mano, había dicho algo de que le iba a avisar a Sofia de que nos cuidara nuestros bolsos mientras que Rodrick me llevaba.

    El trayecto a mi casa fue algo corto, yo intentaba dormir en mi asiento y una que otra vez me quejaba del dolor. Rodrick manejaba y cada tanto me preguntaba como me sentía. Cuando llegamos a mi casa, bajamos a la entrada de mi casa, toqué la puerta puesto que mis llaves estaban en mi bolso.

    Luego de unos segundos, la puerta se abrió mostrando a mi madre con una cara de preocupación.— ¡Lia! Dios mío ¿Qué ha pasado? —negué. Su mirada pasó a donde se encontraba Rodrick quien tenía su mano en mi hombro.

    —Hola Rodrick ¿Si? —el pelinegro asintió— ¿Cómo estás? Pasen, pero primero explíquenme que ha sucedido.

fuck it; rodrick heffleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora